Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

sábado, 8 de diciembre de 2012

En nombre de todos los errores que nunca nos supimos perdonar.


I EL DOLOR

Perder sin haber jugado
Es sentir la manida soledad, la perturbación gratuita,
Es la herida y la cicatriz
De una travesía no emprendida…
Por propia voluntad.

Es tu propia maldad y violencia contenida
Las que retan a tu perdón y bondad reprimida,
Y son las personas, las que
En soledad,
Eligen cómo ser y cómo matar.

Matar a besos
Y a desprecios,
Que se puede herir;
Pero no se puede curar si
No lo deseas enfrentándote a la herida.

Perdonar quedó reservado a los dioses,
Es la pieza que no lograrás encajar,
Dado que lo complejo no es pedirlo,
Sino concedérnoslo.

Si somos nuestro peor enemigo,
Nunca avanzaremos
Hasta que no nos ganemos la partida;
Esa que nunca quisimos jugar.
Que comience la partida…
La de cómo nos hicimos adultos
Y dueños de nosotros.

La partida del vivir.
La partida de perdonar – nos,



II LA ESENCIA

Soy el error que mantienes oculto,
Soy el orgullo que sacas a pasear a diario,
Soy el resquemor por el daño que te causaron,
Soy la palabra que te duele escuchar,
Soy la persona a la que más tiempo en balde entregaste,
Y soy la soledad que te dejó y que más miedo te hizo sentir.

Soy tu reflejo,
Soy la esencia que no muestras a los demás,
Soy la sonrisa que todos esperan ver,
Soy la fuerza que no logras usar,
Soy tu utopía en la que aún crees secretamente
Y soy tus pies esperándote para caminar.

Únenos a todos,
Por favor,
Déjanos volver a a ti
Asimila que somos parte de ti,
Y que tu vida no está escrita, que sólo tú decidirás tu final.

Entiende que debes volver a caminar.




domingo, 18 de noviembre de 2012

Confesiones de quien espera despierto.


Cada vez que miro fijamente a los ojos de mis semejantes veo un terrible vacío. El vacío de la incomprensión, el de una sociedad que nos hace pensar que nuestros problemas son los más grandes e importantes del mundo. Veo gente que habla sin cesar, oyen en determinadas ocasiones pero ni por asomo pretende escuchar. Quejas en las esquinas, en los buenos días, en su caminar sin mirar al mendigo que casi pisan. Culminan su actuación con lágrimas de cocodrilo en los finales de días rutinarios, en las únicas palabras sinceras que reciben en pro de su ayuda. Consideran puñales a las verdades. Reacciones violentas, sentirse superiores al torturar a los que son más buenos, y más débiles o más humildes. Veo insensibles que se ríen de los fallos de los que fracasan. Contratacar siendo más listo, más alto, más moreno y rubio a la vez, ligando más pero teniendo el novio más guay, siendo el más tonto al reírse de los que leen, siendo el que menos llora, contratacar causando dolor gratuito, chillando los defectos de los demás. Reprochar hasta el respirar, reproches sin sentido, reproches en sus miradas.

Echo de menos quien me regale constantes te quieros sin motivo, llamadas sin razón, quien llore de verdad, quien aguante problemas con alegría y sin quejas, quien regale bondad y humildad, quien reconozca no entender algo. Echo de menos la valentía de sufrir por los demás, quien renuncie a dos horas de su vida por la de los demás, las luchas que resisten en pro del amor. Echo de menos que me perdonen y me den cariño. Y sobre todo extraño a quien de cariño  a alguien que lo necesite más que yo. Alguien sin ánimos de grandeza, que defienda el altruismo y que entienda la belleza de una nube. Alguien con la sencillez como bandera, el esfuerzo como método y la corrección de errores y superación como armas de lucha. Alguien con la alegría como camino y la sonrisa como medicina, aun entre las lágrimas.

Por favor, no dejo de gritar que quiero que alguien me diga que también se ilusiona pensando en ir al circo, que también llora al ver videos de cuando era pequeño y su abuela le abrazaba, alguien que haya llorado al sentirse defraudado por una persona pero quiere seguir peleando por esa persona, quien admire la plenitud de a naturaleza, alguien orgulloso de amar nobles causas y personas sin futuro. Sobre todo quiero alguien que ame tanto como yo la felicidad de sentirse vivo. Grítame que te sientes vivo, por favor.

lunes, 15 de octubre de 2012

Dudas destructivas


Nunca me atreví a pedirle lágrimas a la lluvia,
a rogarle calor al Sol,
a mendigar el Amor.

Siempre quise la justicia,
como deseé la libertad,
que me dejarán elegir,
que me permitieran errar.

Pude con mucho de lo que quise,
al igual que frustré deseos,
pero ahora que lo tengo,
ahora no sé si es lo que quiero,
ahora no me atrevo,
ahora no puedo no quererlo,
ahora no puedo virar.

Confundo lo que puedo,
con lo que debo,
con lo que se espera de mí,
con lo que quiero.

Podría romperlo todo,
podría destruir el pasado
y, sus fotos por las diagonales,
y, las circunstancias por las personas,
que las crearon… me crearon.

Son las circunstancias, la lluvia,
la música, las ciudades y los demás,
son lo que no soy yo
los que me da miedo dañar.

Es el no ser yo,
el poder y no querer,
lo que hace que calle,
apriete dientes,
deje que me lleve la corriente.

Mataría por una pausa,
un buen acantilado,
dos respuestas y una decisión,
destruir para siempre la palabra inevitable,
evitar el dolor que va a comenzar.

Explotar.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Carta a un espejismo


Eres un espejismo,
eres lo que fuiste, lo que quise,
lo que quiero,
lo que lamentaré.

Eres el kilómetro de más,
el beso de menos,
la felicidad de más,
las lágrimas de menos.

Te he llorado todo
lo que un día te sonreí,
te he querido lo que no me permití.

Fue insuficiente,
fueron insuficientes las palabras
los deseos, las deshoras,
fueron insuficientes los valores.

Los espejismos y la distancia,
nublan los sentimientos,
arrugan los segundos,
y, deshacen las caricias.

Deja de dolerte,
deja de pasear por mis circunstancias,
deja de ser un puto espejismo,
yo te viví!

Si algún día, querido espejismo,
retomas la realidad
juro que te haré posible,
que aniquilaré las excusas.

No fuiste un espejismo,
no lloré a la nada, me niegas
pero no por eso dejo de existir,
yo te lloré los kilómetros.


domingo, 26 de agosto de 2012

Circunstancias


Lo puto de la vida son las circunstancias…lo que ayer nos acariciaba, hoy nos mata y mañana será pasado. La tristeza de no poder agarrar lo que está pasando delante de ti por no perder lo que has agarrado durante tanto tiempo.
Qué es el tiempo sino lo que borra las lágrimas, pero, qué es la memoria sino lo que nos recuerda que no queremos volver a llorar. Y no puedes dejar de querer que todas las opciones desaparezcan, que te sobre el mundo, pero también las lágrimas que te asoman. La vida son circunstancias y errores. La vida es seguir viviendo y acordarnos de que estamos vivos.
Y aunque quiera desparecer en la oscuridad, erraré de nuevo, por no perder eso que pasa, por volver a sentir eso que siempre me mantuvo viva. Somos nuestras circunstancias, nuestros errores, lo que vivimos, y lo que NO.

viernes, 10 de agosto de 2012

Seamos nosotros.


Flotar en medio del mar,
en medio de la agitación global,
soñar en medio del caos,
planificar a escondidas.

Si el plan tiene fuerza,
y la fuerza es libre,
libre flotará el que desafíe al caos.

Atrevámonos a desafiarnos,
vayamos más allá del plan,
más allá del misterio,
démonos la vuelta y saludemos.

Arriesguemos la duda,
matemos la ansiedad,
dudemos de nuestras certezas,
ejecutemos el deseo oculto.

Quién se quede atrás
que se resigne a mirarse el reflejo,
nosotros miramos de cara,
a la indecisión.

La negrura del abismo,
reflejada en nuestras pupilas
vista en cada espejo,
es la puerta de esta huida.

Nunca fui valiente,
pero la función debe continuar
y más tarde que pronto,
aprendí que yo era mi protagonista.

¿Acaso hay algo más grande que lo que tengo dentro?
¿Acaso ese sueño no soy yo?
¿Acaso no debo ser yo?

Seamos nosotros.

He aprendido...

He aprendido a volar sin alas, a derrapar sin barro, a chocar sin muros, a levantarme sin haber caído. He aprendido que la mayor felicidad puede ser la mayor de las cárceles y, que la mayor desdicha es la mejor de las oportunidades. Los finales felices pueden ser desgraciados y, los errores tal vez sean los finales felices, o los alternativos, o los no contados. Puede el amor hacer de nosotros viles autómatas y puede el desamor concedernos el amor propio. Comprendí que el mejor de los amigos no estaba hecho para mí, o que quizás no existiera, pero descubrí que los malos amigos pueden no serlo tanto. La vida que no viví es la que no me tocaba, las personas que no tengo son las que no necesitaba y los errores que lloré fueron los capítulos de la vida que tenía que vivir.

viernes, 20 de julio de 2012

Gracias R.


Hay sucesos que ocurren repentinamente. Capaces de alterar la rutina más feliz e inamovible del mundo. Son sucesos de extraordinaria belleza, fuera de lugar, inéditos e irrepetibles; y el que los recibe no es ni mucho menos merecedor de ellos. Lo curioso de estos sucesos es que  suelen tener un protagonista que es aun más extraordinario que lo que llega a provocar. Este protagonista llega, toca, acaricia y finalmente inunda hasta modificar el alma de quien toca. Cuando piensas que ya nada está por pasar, pasan ellos y se convierten en protagonistas de tu mente y de tus pensamientos durante unos días que deseas eternos. ¿Qué hacer si son superiores a ti? Rendirte ante ellos y aprender de su grandeza y valor para vivir y actuar. Quererlos, solo puedes; en definitiva, quererlos y agradecerles que te ofrezcan su presencia incondicional… aunque solo sea por unos días.
Ese es su gran suceso que obran: su presencia, sus gansa de vivir, su energía dentro de ti, su amor y su ternura…y sentirte incapaz de negarte a ellos. Das las gracias por el cambio radical que provocan en la rutina más feliz e inamovible del mundo y deseas que esos días vuelvan, que esos protagonistas vuelvan a posarse en ti. Pides que esos protagonistas sean perpetuos en tu vida, sean parte de ti.  Gracias R.

Mares de pozos.


La desesperación que nos hunde,
la que nos hace vulnerables,
la que nos hace temer,
la que nos hace temernos.

Allá, frente a un pozo,
la furia que nos empuja,
nos ahoga,
nos ahogamos,
nos deseamos ahogados,
escapados de todo.

El llanto gastado y el dolido,
todos los llantos ahogados en nuestro mismo pozo.

Es el agua de ese pozo,
es ese mar de enfrente,
el que puede hacernos flotar,
dejarnos llevar,
olvidarnos que estamos en un pozo.

jueves, 7 de junio de 2012

Only time


Hay momentos en la vida de uno en la únicamente nos limitamos a seguir y dejar pasar el tiempo; si estamos con un amante de turno nos convencemos de que le queremos y nos dejamos calentar a la luz de la compasión, pero puede pasar, que tras muchos meses a la espera de la nada, en la que no esperas nada, ni siquiera que el día vaya bien, un día, un ser común, no demasiado guapo, no demasiado perfecto, te dé la vuelta al ombligo y a la poesía y te obligue a querer volver a la vida. Ese día, ése, sabrás que te has enamorado, y que nunca volverás a ser el que creías ser. Ese día comprenderás la vida.

Un trozo de mi vida en cada nueva maleta,
en cada viejo amigo,
en cada recuerdo contigo.

He pasado noches en bocas de otros,
meses acompañada de un desconocido,
años a mi sombra,
y una vida acurrucada de vacío.

En medio del vacío, surges,
sólo eres tiempo en una noche de depresión,
pero sentido muy muy escaso,
y el recuerdo más intenso de mis casi 20 otoños.

Sólo tiempo,
sólo seis meses,
sólo un minuto antes de despedirnos,
ya te echo de menos.

Ese vacío de antes de perderte
él no hacer nada contigo,
tirarnos en el suelo de esa catedral,
pasar el tiempo por nuestros abrazos.

Quiero que me recuerdes feliz,
porque más allá del amor que te profeso,
me has devuelto mi fe, mi ganas de llorar,
y mi temor a perderlo todo de nuevo…
y eso es maravilloso o quizás,
utópico.


lunes, 28 de mayo de 2012

Versiones de uno mismo III


He vuelto de una semana en tu ser y he encontrado lo de siempre,
esta habitación extrañamente fría y mía, y la pila de cuadernos
en ese cajón perfectamente ordenado, donde las palabras guardadas
son libres,
donde los pensamientos siguen mezclados con los sentimientos.

Ese viejo cajón es el caos que reinó en mi persona,
es lo que ha desembocado en esta situación, en este sentir inexperto viejo,
en esa rabia manida en dolor, en esa exaltación de libertad enamorada de amor,
en esta entropía que aturde el negro de las pesadillas.

He vuelto a no ser yo,
a desear más que nunca que el cajón cierre definitivamente, el descontrol
que allí manché con tinta ya no soy yo, aunque soy yo,
aunque me recuerdo en esos versos y remordimientos,
después de tantas estrellas a tu lado,
carecen de sentido.

Carece de sentido el dolor que oprime en estos instantes mi pecho,
la punzada aguda en el lado izquierdo,
las obligaciones me parecen más vanales que el odio,
y ya no me reflejo en esas letras llenas de intentos.

Los intentos es mejor dejarlos en fracasos,
yo no quiero intentos,
los intentos son de gente sin resolución ni potestad para el cambio,
yo tomo la decisión y las estrellas a tu lado.

Las tomo.

martes, 15 de mayo de 2012

Versiones de uno mismo II


III
Crimen y castigo sobre García Montero,
Dostoyevsky enfrentado a la poesía,
amantes secretos, en orgía con mis horas de desvelos,
me roban la paz de la noches,
me regalan la libertad de estas paredes.

IV
Tras tres semanas de espantos, de despedidas interrumpidas,
de tatuarnos el alma a bocados en el tiempo perdido,
regreso de nuevo a chocarme con mi vida,
me reconcilio con mis fracasos y esta vez sí, esta vez,
me perdonan.

Perdona la tardanza amor, los desaires a deshoras,
los tatuajes meditados con alevosía y, los te quiero,
siempre fui bohemia a tu lado,
si me perdí o me perdieron, o me torturaron,
fue porque allí donde nace el miedo,
nace mi revolución.

domingo, 6 de mayo de 2012

Versiones de uno mismo


I
Hay momentos sin música,
días de los que sólo los recuerdos hablarán,
personas que se han de marchar
y lugares que no se han de volver a pisar.

Cómo las calles nos reclaman,
cómo el frío ya no tiene a quién atacar,
cómo el amor se acomoda a nuestros cuerpos
y cómo nos teñimos de verdad,
que no era sinceridad, que si era miedo, que si era realidad.

No tienes remedio, pero tampoco mi inquietud,
si hemos de naufragar, que no sea dos veces,
que sean los mismos tripulantes,
que no seamos los mismos.

Si aquellas fotos nos llaman en unos meses,
que caminemos con el paso decidido,
que el siguiente pisotón sea a nuestra desidia,
yo te deseo más que al aire que respiro.


II
Creo que ya he estado aquí,
entre la ansiedad y el dolor,
el dolor a ser mi yo más yo,
mi yo más egoísta, más equivocado,
más rebelde que sensato.

La sensatez parece un espejismo,
me desnudo ante mis errores
juro no volverme a lastimar, tarde quizás
insensato una vez más.

Busco refugio en el inconsciente y
me devuelve abismos,
pesadillas y rumores de fracasos,
es mi pasado el que me intenta proteger.

La lucha entre lo que era, lo que fui,
lo que echo de menos,
lo que te echo de menos,
lo que me abandonaste,
lo que están a punto de provocarme.

El pasado doloroso ahora intenta protegerme,
yo, desnuda e insensata me dejo impregnar,
de un futuro que no ofrece protección,
de alguien que me robará lo que me queda,
me autolesiono.

Quizás confío en mi seguridad,
como confié en ti y como confío en ti,
o quizás lanzándome al abismo
sólo busque huir del presente,
un golpe en seco, muy doloroso,
luego vendrá mi ansiedad de paz,
luego seré yo misma.

Mi pasado me avisa,
yo tomo nota,
yo tomo nota,
voy a ganarte,
voy a romper con esto,
para nunca o
para siempre.

lunes, 23 de abril de 2012

Night Hon


Descuelga esa discusión
trae dos latas,
tráete, y
háblame de lo que siento.

De la ansiedad que ataca las deshoras,
los miedos,
los oscuros, o
los pocos claros que veo en ese futuro.

Las pesadillas que pueblan mis dencansos
apalean restos oníricos,
ganan a mis ojeras,
pertuban eso de mi espejo.

Háblame del pie con el que camino los sueños,
de por qué te pido más si el miedo…
el miedo me impide andar,
o defenderme de mi misma.

Háblame de que es futuro,
por qué yo no lo tengo aquí,
por qué no me lo puedo imaginar contigo,
por qué yo quiero más.

Los relojes han obedecido al sol,
las putas rutinas a los veranos,
yo a lo que necesito,
sin pasar por ti.

Sólo espero que me hables,
de mis miedos, que no quiero tuyos,
que no quiero nuestros,
no quiero frío.

Te regalo lo que soy,
si acabas con esto,
si lo que comenzamos juntos,
lo acabamos juntos.

miércoles, 11 de abril de 2012

Se condena a un mendigo a quince años de vida en las calles por amar a la persona equivocada.

Hazme la puta guerra,
Viólame las entrañas,
Se infinitamente cruel,
Destrúyeme.

Con el deseo del que espera la muerte,
La noche despierta,
Los sentimientos regresan,
Los mendigos saludan al frío, y
Perséfone saluda de nuevo.

La negrura del dolor,
Calmada por el llanto,
Gritaba en silencio,
Imploraba clemencia.

Nunca viaje tan bello,
Resultó tan arduo,
Nunca blancura tan pura,
Se tiñó de tales espantos.

“Imploramos compasión,
Imploramos existir,
Imploramos ser humanos,
Imploramos calor… humano.”

Tu egoísmo daña,
Apuñala más que el frío de sus noches,
Más que haber perdido todo,
Más que nada es tu indiferencia.

La humanidad pasó de moda,
La belleza pura está corrupta,
La piedad causó baja,
La esperanza escasea,
Todas pasaron de largo.

“Deseo una mirada,
Al menos una,
Una chispa que me caliente,
Que me permita vivir.

Vivir que no sobrevivir,
Ese fue mi delito,
Mi condena,
Y, mi felicidad.


Allá en el infinitivo pacté tu salvación,
La sonrisa de los lunes,
La energía de las noches,
Los sueños de los indefensos.

Barra libre de sueños,
Caricias a deshora y,
Botones obedientes;
Sin duda fue un buen pacto.

Yo no te prometí
Gloria, ni reconocimiento,
Ni éxtasis de sexo,
Ni momentos imborrables.

Yo te prometí
La profundidad con la que miro a la vida,
La sencillez del anonimato,
El éxtasis de cada segundo compartido.

Te prometí otoños de flores,
Fotos a color de momentos lejanos,
Libros entre los que desnudarnos
Y nubes que comernos.

Que infinito nos reclame, o
Que finito sea novio de la muerte,
Ya carece de sentido.

Cadena perpetua al desprecio,
Al desamor,
A las calles,
Al frío,
A ser pisado por tu altanería.

No te deseo esto,
No te deseo riquezas,
No te deseo compasión,
No te deseo sonrisas,

Te deseo pasión,
Que metas mano,
Que seas descarado,
Que la vida no te asuste.

A cambio de la pureza de tu alma,
Yo pago con mi vida, pero
Te exijo, que me la devuelvas sucia,
Gastada, maltratada, agotada,
Que se note que has vivido.”

domingo, 8 de abril de 2012

Teoría del amor

Deberíamos hacer de las relaciones una transacción. Los individuos serían bancos y a cambio de un beso el otro miembro de la pareja daría otro. A cambio de una cena romántica, otra. Y así sucesivamente. Los sentimientos también deberíamos racionarlos, intercambiarlos sabiendo que vamos a dar a la persona tanto como recibes o vas a recibir. Nos ahorraríamos los celos, el pensar si nos quieren o no, el dudar por qué uno se interesa más por el otro que el otro por el uno. Habría un límite de dar y otro de recibir, así no podrías dar más de cinco sorpresas sin recibir ninguna. O recibir más de cinco besos sin revivir otros cinco. Y al retomar el equilibrio numérico podríamos seguir con la relación. Siempre justa e igualitaria, no uno por encima del otro, ni mucho menos sufriendo uno por lo que el otro hace o deja de hacer. Un amor sin sufrimiento. Así, exteriormente los demás también sabríamos lo mucho que se quieren en función de la cantidad de hechos, momentos y recuerdos intercambiados; la cantidad sí importaría. Y podríamos competir pro ver quién tiene una relación más numéricamente mayor. Y dependiendo de la frecuencia con la se incremente esa cantidad, así de interesada está la pareja en seguir con la relación. Sabríamos en pocos días cuando va a terminar una relación: en cuanto uno de los dos llegara al tope de dar y el otro no correspondiera, no se desbloquearía la posibilidad de que aquel que quiere seguir dando pueda hacerlo, y comprobaríamos que algo muy gordo está fallando. Quizás sería ideal una relación sin sufrimiento y controlada por las matemáticas.
Pero quizás alguien pagaría el pato. Y sería probablemente el amor. Porque si racionalizas el amor se muere. No puedes controlar algo que te controla a ti. Y moriría el amor, o al menos entraríamos en crisis. Humanos banqueros de amor en crisis lucharían desesperadamente por el preciado botín, acabando en engaños, mentiras y traiciones por ser ricos. Aunque quizás esto no es fantasía, ¿no somos acaso ya banqueros de amor? El caso es que a lo sumo este amor sería sustituido por dar cariño y sexo, y no, no habría relaciones duraderas, porque eso se puede obtener de muchas inocentes personas sin un esfuerzo relativamente alto. Acabamos de nuevo e inevitablemente en la muerte del amor. Para todos aquellos que ya son banqueros, o nunca se han enamorado, o piensan que el amor es mentira o inexistente supongo que esto les parecería un buen negocio y una manera de obtener placer gratis, sin sufrimiento. Pero para aquellos que creemos en el amor y vivimos irracionalmente pendientes de movernos por lo que este nos dicta; para nosotros, racionar el amor sería como frenar la energía…nunca nos quedaríamos sin aliento, no pensaríamos que dar la vida por el otro fuera algo heroico. Sería más bien estúpido, y estúpidos que se pierden la maravilla de amar ya hay suficientes, asique yo me niego a racionalizar lo que siento, mucho menos a contároslo o demostrároslo, y mucho menos a no sufrir. El amor respira del sufrimiento, y si uno muere, muere el otro. Pagaríamos con la insípida vida del no sentir, no euforia, no emoción, no ilusión, no esperanza, no paz, ni tranquilidad. La condena de la angustia del que está solo. Prefiero la AMARgura.

El cambio de dos a uno

Últimamente mi vida contigo es real, y ha dejado de ser aquel sueño en común que tantas noches planeábamos. Últimamente mi pasado me hace darme cuenta de que me he convertido en una coleccionista de momentos amorosos, ñoños, especiales, duros, tiernos, raros, felices, rutinarios, adorables, alegres, tensos…de todo tipo de colores y precios…y todos contigo. Últimamente el deseo de una vida contigo empieza a desaparecer, ya se ha despertado y ya es realidad.
No tengo quejas ni argumentos que me entristezcan, y gozo de barra libre de paciencia y fortaleza para dedicárnosla. Tengo la exclusiva y primicia de nuestra felicidad. Obvio que hubo un precio que se debía pagar, y obvio que pagué yo (como siempre). No fue barata esa primicia, pero resultó suficiente con aportar el miedo vivido en cada discusión, puesto que era yo la que veía todo peligrar, al igual que era yo la que se quedaba sola en una habitación sin saber que esperar de ti, sin poder dar más de mí, sin saber si esa vez mi sueño contigo llegaría a puerto o naufragaríamos de nuevo…Era yo la que veía derrumbarse a cada segundo los pequeños logros antes obtenidos como “pareja”. Era yo la que poseía la capacidad para pagar nuestra primicia. Y pese al alto precio, lo pagué, por tener una “pareja”.
Últimamente nos veo más como pareja que como amigos especiales, y últimamente me he acostumbrado a que estés ahí, siempre ahí, a mi sombra y a mi luz, a mis buenas y a mis malas, a mis depresiones y a mis euforias, a mis todos y a mis nadas. Últimamente soy una persona “normal” con una relación de pareja “normal”. Últimamente me has acostumbrado a esto.
Últimamente mis miedos son otros, y son miedos a perder lo que tanto me resistía a querer disfrutar. Te tengo miedo a ti, me tengo miedo a mí y tengo miedo a lo que podemos ser si dejamos de ser nosotros. Últimamente la remota, grotesca y dantesca posibilidad de ser dos y no uno, la posibilidad de mi vida sin ti, es lo que me asusta.
Echo de menos cuando estar sola no me asustaba, cuando era independiente y sentía que sola era más que acompañada. Pero supongo que este nuevo miedo a perderte de una manera seria es el miedo que me toca pagar a cambio de esta vida juntos en pareja que últimamente hemos construido, el cambio de dos a uno.

Vejez de juventud

Su barba era rubia, y es que siempre había sido el típico rubito de ricitos rebeldes. Ahora, la misma mirada, pero más dura, más de hombre, acompañaba a su cabeza casi rapada. Los años de juventud habían pasado por él, pero no por su espíritu. Podías ver esa sonrisa tímida y tranquila de siempre aparecer tras la barba, de aire moderno. Apenas dieciocho años poseía en sus recuerdos, pero eran los años más certeros y ciertos hasta ahora nunca vividos. Había errado, y gravemente en una ocasión, pero sabía como pilotar su avioneta y caminaba muy tranquilo rumbo a un futuro que había decidido no decidir. Hablaba poco, con inteligencia y sin prepotencia, y en confianza…en confianza era digno de merecer el amor de casi cualquier mujer que supiera descubrirle y admirarle. La seguridad que transmitía su seguridad te hacía que inevitablemente tuvieras que pararte a pensar en tus acontecimientos, y pese a que sin duda habían estado muy ligados a un pasado común, eran completamente distintos y dirigían a destinos completamente opuestos. Su vejez era tremendamente joven, pero sabia, la vejez de un humano de dieciocho años es pura, es prematura y es esperanzadora. Es una vejez revitalizadora.
Nunca supe por qué reparé en él, ni que me hizo admirarle, pero siempre supe, que si otras circunstancias hubieran sido las que me dominaban en aquellos tiempos habría sido capaz de enamorarme de esos rizos rebeldes y ese grave error de su pasado. Es más, era aquel error el causante de que su vida fuera lo que era, pero era ese maldito error lo que yo quería de él, un error que cometió adrede y que pagaba con el gusto del que pasea por la vida sin importarle el desenlace. Yo siempre deseé aquel error.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Hace tiempos que se acabaron los milagros.

Hace tiempo que se acabaron los milagros,
que falta amor en nuestras calles,
o que la gratitud y el altruismo escasean.

Hace tiempo que noto que a mi mundo le falta algo,
que le sobran malas noticias a los telediarios,
y que las lágrimas pasean más que de costumbre.

Hace tiempo que extraño la sonrisa de los lunes,
la energía que mueve nuestras vidas,
y los abrazos gratis en plenos exámenes.

Hace tiempo que echo de menos este mundo,
a los valientes Romeos y Julietas que sobreviven a sus rupturas,
a los humildes que ceden su sitio a los orgullosos.

Hace tiempo que no creo recuerdos,
que nada me merece la pena,
que respiro por inercia.

Hace tiempo que espero un milagro,
el milagro del día a día,
el milagro de no enfadarse por tonterías

Hace tiempo que anhelo tus labios,
esos que me sabían a recompensa,
esos que me demostraban que hacía lo correcto.

Hace tiempo que miro con los ojos muy abiertos,
que observo a mucha gente, a pocos humanos,
que apenas descubro manos tendidas para el desconsolado.

No quería hacer un poema triste, sino reivindicativo,
no quería echarte la culpa de nada mi amor,
no quería defraudarte.

Sólo quería ser la mano tendida, el milagro de no enfadarme,
la sonrisa de los lunes y la energía que nos moviera,
solo quería que entendieras que esto lo hago por el mundo,
por el que quiero dejarte.


lunes, 19 de marzo de 2012

Que se atreva.

Nunca supe por qué me empeñaba en seguir con aquello. Quizás la secreta esperanza de que mejorara, la sensación de que eso era lo más parecido a algo que me pudiera proporcionar felicidad o el recuerdo de tiempos mejores. El caso es que los tiempos mejores nunca habían sido disfrutados por mi persona, sino por otras que se adelantaron en el viaje este de vivir solos.

De pronto me veía acompañada de algo de suma belleza, pero teñido de toques excesivamente negros. Algo que perturbaba mi vida de una forma un tanto descarada y que no cuadraba ni en vestimenta, ni en poesías. Algo de lo que no podía hablar sin sentirme imbécil, algo que me gustaba demasiado sin un motivo aparente, algo que no podía explicar, ni mucho menos justificar,  porque ni yo sabía por qué me empeñaba en seguir con aquello. Algo que pese a ser inmenso y perfecto para mí me provocaba un injustificable e impublicable dolor de cabeza.

La compañía es un fenómeno extraño que cuando invade en exceso provoca demasiado miedo a la propia invasión, reversible en un sucio y frío hueco que ese individuo deja (con total impunidad) para que lo rellenes como buenamente puedas. La compañía no es algo que se nos dé por derecho, es un premio de doble filo. Cuesta aceptar un regalo así. Cuesta aceptar consecuencias así.

Un extraño y pacífico día di con las soluciones a aquello que ni yo entendía. No sé en qué me he convertido, pero pasados tres meses más tarde el motivo llegó en forma de nada. Me choqué con nuestra felicidad. Algo que habíamos construido muy poco a poco y muy en las sombras a base de retales de tiempo. En medio de nuestras soledades y de caminos separados y complicados habíamos construido unos pequeños recovecos juntos. Eran nuestros recovecos, nuestras calles, nuestros paseos lejos de la soledad y del miedo.

Comprendí por que seguía con aquello. NOS LO MERECIAMOS. Nos estábamos dando el uno al otro más de lo que jamás pudiéramos conseguir solos. Algo más. Mucho más y terriblemente hermoso y distinto de cualquier cosa que imagináramos conseguir nosotros solos y por separado.

He aparcado ese miedo a ti, a la angustia de la soledad. No voy a dedicar ni una décima de segundo más al pánico de mi vida sin ti, porque estaría dejando pasar esto que nos pasa, QUE NOS MERECEMOS, QUE ES NUESTRO, QUE SOMOS NOSOTROS.

Lo que venga después, que se atreva a retar a mi vida.

sábado, 3 de marzo de 2012

Primeros desencuentros.

Una noche como otra cualquiera puede no ocurrir nada u ocurrir algo que no suponga nada, pero te lo cambie todo. La más absurda de las casualidades o el más buscado de los desencuentros. Seres humanos con miedo a desear un abrazo con quien ya no le corresponde, pero que se sienten irremediablemente aliviados al comprender que ambos lo deseaban. Increíble el comprender como el tiempo no ha pasado por sus recuerdos, ambos recuerdan y nadie más comprende. Ahí está la magia. En que esa persona ya no supone nada, pero lo supone todo. Supone la certeza de que no fue un error. Supone la confirmación de que tu vida siempre tuvo un rumbo, que nunca lo perdiste. Que nunca estuviste más cuerdo que esa noche de extraño frío. Que nunca estuviste más de acuerdo que con esas extrañas miradas. Que nunca te sentiste tan cómodo como en ese abrazo harto conocido. Este desencuentro habla de comienzos complejos, de incertidumbres del pasado, de inocentes chiquilladas, de los primeros pasos acompañados, de los primeros descubrimientos.

sábado, 25 de febrero de 2012

Cosas de humanos.

Hay días que las víctimas no pueden dar la cara.

Y días en los que los que deberíamos estar allí y no estamos.

Y días en lo que todo falla, esperamos algo, algo que no puede ocurrir. Los valientes no empuñan armas, sino más lágrimas de las que se merecen. Y es que parece ser que los valientes no tienen  derecho a hacerse pelota y dejarse fallar. Sí, dejarse fallar a ellos mismos, únicamente a ellos, y ni eso se permite.

Pero reconozco que deberían estar ahí cuando se les necesita.

Hay ayudas que se piden a gritos ahogados. Hay ayudas que se ven venir pero se niegan a llegar.

Lo peor de fallar a los demás es que tú eres uno de los demás. Y fallarte a ti mismo es lo que más te jode. Los demás te importan un carajo. Aunque no su dolor.

Portazos y silencios de los que odias.

Dejar en paz a los valientes, ya ganan suficientes batallas por vosotros, ¿Qué más de si se fallan a ellos mismos? ¿Qué más da lo que les ocurra a los demás si están para cuando les necesitáis?

Pues que igual ellos también piden ayuda a gritos ahogados. Ahogados por vuestros putos gritos malhumorados e infantiles.

Hay días en que los valientes son las víctimas, y no pueden dar la cara. Se fallaron a ellos mismos y lo que empuñan, con lo que os defienden, son las lágrimas que no dejaron caer.

“Lo triste de los humanos no es que tengan un precio, sino el irrisorio precio por el que se vendieron.”

miércoles, 22 de febrero de 2012

Todo o nada

No escondas lo que sientes por miedo a ser frágil,
como aquellos
que por guardar tan bien lo que más les importa,
lo pierden para siempre.

Órdago a mi corazón,
navajazo al tiempo,
copazo del tirón y a herir tus labios.

Me juré ser racional y que nada me perturbara,
me juré promesas cargadas de mentiras,
me juré una vida cómoda y normal,
me juré ser como vosotros.

Apareció la perdición con nombre de perversión,
aparecieron los hurtos de tiempo,
los asesinatos a pulmones autosuficientes,
apareciste tú.

Los labios sobados son puertas a la experiencia,
los botones nuestra única frontera,
y tras una descarada duda entre el siempre y el nunca,
basta de amores a medio gas.

Nunca pude mirar al que por miedo cierra su corazón,
detesté al cobarde que no rompe el papel de regalo,
me jode el que mete mano y no toca el alma.

No lo niego,
te quiero más que tú a mí,
te quiero más allá de mi tinta.

Te jodes porque me heriste hasta el basta,
ahora me debes una solución,
te acepto una noche en silencio,
te acepto que me beses después de.

Si quieres te perdono,
si quieres me mudo al fin del mundo,
si quieres me hago guerrera,
si quieres repito los abrazos irrepetibles,
si quieres arranco el futuro al destino.

Si quieres sumo minutos a los besos eternos.

lunes, 20 de febrero de 2012

Pensamientos irreales reales.

¿Cómo le cuentas al mundo que ya no puedes o, peor, cómo les cuentas a ellos que ya no quieres, que esa parte de ti murió hace ya mucho…? Cómo explicar que comenzaste a tomar decisiones, cómo justificar que quieres escuchar una balada lenta…Cómo gritar que la realidad te resulta dolorosa, que tu vida resulta una carga demasiado pesada, que de un tiempo a esta parte has madurado, y que pese a que toca seguir, el rumbo que llevabas y que tanto peleaste y ansiaste por seguir, lograr, ya carece de sentido…Y explotar, reventar tímpanos ajenos en un intento por demostrar que crecer y hacerse adulto no es fácil, y que arriesgarse es demasiado arriesgado y no para valientes, sino temerarios… ¿Y si ese nuevo rumbo solo fuera para temerarios? Pero ¿Y si incluso la valentía me resultase aburrida? ¿Qué ocurre si de pronto deseas a toda costa esa temeridad y ya nada ni nadie más importan?

sábado, 11 de febrero de 2012

Ritmos deliberadamente taquicárdicos

Debo confesaros que anoche el futuro llamó a mi puerta y yo me hallaba en pijama. Me asusté y por primera vez en mi vida no supe que contestarle.


Ritmos deliberadamente taquicárdicos,

guitarras desorientadas.


Marcando las disonancias de acordes tardíos,

la Luna nos pilló de espaldas,

los sentimientos de lado,

el futuro de cara.


El Sol despierta las mentes borrachas,

sedientas de claridad,

calienta nuestros deseos,

alimenta nuestras esperanzas.


Borramos la calidez del recuerdo,

empeñamos nuestras lágrimas de gravedad,

desorientamos a nuestro pasado,

comienzan a llegar las decisiones.


Una mano que avance firme,

un camino que conozcamos,

una sonrisa altruista,

un siempre en un nunca.

domingo, 5 de febrero de 2012

Me marcho un momento a por tabaco

Querido Destino:

Ocurrió y actué. Lo hice. Yo, lo hice. Increíble, que alguien como yo haya hecho algo así…ahora algunos se tiran de los pelos en un gesto más forzado que dolido. No me dan pena y siento defraudarte. No soy lo que esperabas, lo sé. Tampoco te pedí que pensaras nada acerca de mi persona, asique me alegro. Ni te lo pedí a ti ni se lo pedí a ningún otro ser humano. No defraudo porque no prometo.

He decidido una cosa ahora mismo y frente a mí misma: no voy a buscarte, ni mucho menos vas a venir a mí. No. Porque no te quiero. Porque me alejo de ti, tus convencionalismos me aburren, no me sorprenden. Como me aburren los rostros de la cotidianidad o los gestos de amor manidos. Como me desencantan las llamadas tardías. Nunca esperé nada de ti, no me jures glorias, ni grandes reconocimientos. Y nada de diamantes, acuérdate por favor. Nada de sorpresas. Déjame en paz.

No espero nada del ser humano, no me sorprende verlos actuar. Son pura masa. Incluso verlos cometer errores ya me cansa. Y no me digas que he de perdonar, no me digas lo que tengo que hacer. Perdonar dice Gandhi que es para gente muy valiente, y yo no lo soy. Sé perfectamente cuanto te extraña que yo hable así, que no cuadra con mi burbuja de amor. Sigo dentro de ella, no te equivoques, y confío en la raza humana como confío en mí; porque si yo lo logro a diario, ellos también pueden, y algún día reaccionarán. Yo no poseo cualidades excepcionales. Sigo pensando que somos lo más precioso de este planeta. Mucho más precioso que tú.

Mira Destino, ya me has ilusionado muchas veces y he derramado más lágrimas por ti que por ninguna otra causa. Que por ninguna de mis causas. Y no te las mereces. Te mereces la muerte. Sí, está fatal que una niña bien educada hable así, pero no soy perfecta, te lo avisé, no esperes nada de mí porque tú y unos cuantos más os merecéis la muerte. Pero como yo no soy ni la mitad de malvada que vosotros no me considero con el poder de haceros daño; asique me limitaré a ver como tú los haces caer, fíjate que en ese sentido sí creo que existes. Pero no para mí.

Voy a borrarme de tu vista, pero esto no te sorprende. Desde aquel día de verano en que vi la luz por primera vez, sabes perfectamente que conmigo no puedes jugar al escondite. Siempre te gané. Pero tranquilo, que no eres especial, me borro también de la vista del resto de míseros humanos que me rodean. Me marcho a donde me necesitan y al lugar que me corresponde. Me voy conmigo misma, con quién más feliz me hace.

lunes, 30 de enero de 2012

.

Maldita dulzura la tuya


Desafié al límite de la razón,

di con sinrazones y sinsentidos,

bebí de la lucha para escupir la tregua,

solucioné más allá del límite.


Me reté a mí misma,

corrí para encontrarme,

choqué con mi temor, error,

avancé sin esperanza, a la desesperada.


A la desesperada encontré la razón,

en el recodo de mi desesperación,

en las grietas de mi fortaleza,

en el camino trazado, abandonado,

de nuevo encontrado.

viernes, 27 de enero de 2012

Libertad fría.

La calidez acaricia todos y cada uno de mis sentidos. Saboreo el calor a cada beso, la oigo en cada palabra sincera, original y poética que pronuncias. La reconozco en tu mirada demasiado iluminada, demasiado veraz, elocuente, seductora. Demasiado embriagadora es la forma en que me miras. Y además, la toco con la yema de mis dedos en los tuyos y huelo a ti.

Oigo algo abrupto, constante e intenso difuminado con la velocidad del viento perpetrando mi rostro. Lo que oigo es únicamente mi respiración. Demasiado acelerada, me asusta escucharme. Perdóname, he huido. Me golpeaban unas pulsaciones en la muñeca que recorrían todo mi brazo hasta alcanzar mi yugular para descansar en el músculo del amor. Y no produjo amor. Puse los pies en la tierra y la noté fría. Supuse no ser digna de ella. Aquellas pulsaciones ahora continúan estudiando el eco de su resonancia en mis pensamientos y sus consecuencias en mis recuerdos.

Encendí otro de esos cilindros mortales y deseé que esta vez causaran algún efecto en mis pulmones. O que al menos afectaran a mi respiración. Que me quemara, me consumiera como él se consume. Y le doy un tiro largo. Demasiado largo dirían los expertos. Yo nunca fui convencional en el fumar y me seduce ver esa fina línea roja consumiéndose. Deseo consumirse. Que se produzca algo en mí.

Noto el frío llegando. Por fin tu calidez ha sido expulsada de mi piel y soy libre. Entiéndeme, no te menosprecio, ni mucho menos te odio, es obvio que te amo, pero tu calor no me pertenece y me siento poseída cuando vivo de él. Necesito mi propio calor, aunque aun no sepa ni dónde, ni cuando, ni cuanto, ni qué. Supongo que lo encontraré. En realidad no me preocupa demasiado. No hay prisa en este viaje. Yo lo diseñé y la finalidad del mismo es que me permita sentir el aire frío recorriendo mi libertad. Por eso he huido. Me necesitaba a mi misma y recordar el camino que un día andaba sin dificultad. Ahora me atraganto, y creo que es producto de los cilindritos. Resulta raro pensar que precisamente yo tiemble ante mi propio camino. Pero estudio letras y las medidas y otros números se me quedan grandes. En aquellos momentos me pareció que cuanto más grande fuera todo mejor me sentiría. Fui lista, no me niego el mérito, no me cerré ninguna opción. Te veo a ti como opción predominante y llamándome a gritos, les veo a ellos cada vez más ausentes y pasados, veo a mi miedo, a mi dolor, a mi extrema alegría, a la colección de sonrisas, a los folios en blanco, a la tinta derramada, al amor y la pobreza. Pero son demasiadas y encima amontoné libros y música clásica. Y pobreza.

Mi espíritu está pobre y se consume poco a poco. Al final el tabaco acabó con lo que no tenía que acabar, pero yo me lo busqué. Por eso hui, para sentir mi libertad fría. (Sangre fría. Guardemos la pasión para las sabanas.)Para volver a sentirme. Porque necesito resucitar. Porque necesito sentir que me controlo, que este maremágnum de turbulencias puede tener un origen y un final, para sentir el frio y ahogarme. Me planté frente al viento y quiero que me golpee, me hiera, me deje malherida y…me devuelva a mi vida. Recuérdame el camino que YO me tracé y que ahora carece de sentido, rumbo o necesidad.

domingo, 22 de enero de 2012

Un par de cuestiones fotográficas.

He decidido inundar tu pasado. Sí, como si pudiera cambiarlo. Y voy a hacerlo porque afecta a tu forma de mirar el presente. El presente conmigo. Obviamente lo hago por interés. Por puro egoísmo y beneficio hacía mi persona. Soy así de cínica. Y de progre. Él siempre me insultaba llamándome progre y a mí me encantaba, me parecía un piropo. Y por eso de que soy progre y una invasora de pasados voy a retocar el tuyo, para que me mires de otro modo. Para entenderte. Para que me entiendas. Puro egoísmo de progre. Lo hago porque me interesas. Mucho. Cómo me interesan las leyes. Y porque me pones. Como me ponen los folios en blanco y los bolis Bic. Copulo con las letras, la tinta. Y con tu mente. Paso de tu culo. Y me interesa que seas feliz. Me interesa que seas feliz para que me hagas feliz a mí, no por otra cosa. Vuelta al egoísmo. Me hago gracia llamándome egoísta, porque mi filosofía de vida es hacer con los demás lo que me gustaría que hicieran conmigo. Soy así de simple. Obsérvame y verás lo que quiero. No soy compleja, sólo profunda. Y eso es algo que si eres suficientemente listo no te asusta. Te fascina. Igual que te fascina el universo, la inmensidad del mar o la oscuridad. Yo me fascino de mi misma. Sí, me gusto. Y además me gustas y voy a cambiar la saturación de tu pasado. Perdona el uso de tecnicismos fotográficos. Pero saturar es lo que quiero, y si no lo entiendes le preguntas a mis fotografías. Si has llegado hasta aquí habrás entendido que lo que quiero es que cambiemos nuestros pasados y que satures el mío. Pero soy soñadora, no imbécil. Y como se que no puede ser, me conformo con el futuro, que fue lo que pillé más a mano. Las cuestiones de crominancia y luminancia las dejamos para el segundo capítulo, cuando estemos desnudos.

domingo, 8 de enero de 2012

Salida calor humano.

La resaca de la felicidad se llama letargo y dolor de cabeza. Dormir inmensamente para seguir recordando lo ocurrido y no querer despertar. Y despertar con un dolor de cabeza bien bonito y persistente. Y no es fruto del alcohol. Sino del exceso de sueños en tu cabeza. Parece de locos, pero no lo es. Después de 15 seguidas horas de sueños felices y revoltosos entre sabanas, mantas y colchas, los sueños se han agobiado y persisten en su intento ciego de salir de tu cerebro adormilado. Resacoso. Ignorante. Desconoces todo, porque el maldito dolor de cabeza te está matando. Y no sabes nada. Sabes que tienes una colección de dudas amontonadas debajo de tu cama y, que por algún extraño – y denominado- suceso / persona, ya no quieres responder. Pero olvidémonos del nombre de ese suceso/persona, de la felicidad y centrémonos en el dolor de cabeza. Normalmente me funciona pensar mucho aquello de “desparece, desaparece”, pero hoy está rebelde. Se empeña en taladrar mis entrañas y gritar nombres, fechas, acontecimientos, MOMENTOS. Deja mis momentos tranquilos, ahí están, son míos, joder, no entiendo nada. Empiezo a querer entenderme a mi misma y entro en un sin sentido porque me conozco perfectamente. Sé lo que debo hacer, lo que no debo, lo que soy, hasta donde debo –que no necesariamente quiero- llegar y lo que deseo. Pero estoy bloqueada. La montaña de dudas bambolea mi cama y como no tienen sentido nos caemos ambos. Es el dolor de cabeza más tonto y merecido de la historia. Joder, si yo le quiero, ¡digo! que me quiero, ¡y mucho! y además afirmo todas esas cosas que se dicen sobre el amor propio y que por algún extraño sentido él se niega a aceptar. No me importaría tanto si no fuera porque me perturban mis propios cimientos. Será que hoy estoy tonta y esta jaqueca es el producto de lo que me provoca. Mis ideas, las suyas, las del mundo, todo un caos, heridas de guerras, poesía y música. Y algo de filosofía par aliñar las ensaladas, que nunca me gustaron.

Sueño con que el sueño quiebre al tiempo,

algún humano perezca en su riqueza,

y un gnomo me gane al ajedrez.


Añoro los regalos originales, la gente sin estrés,

y sin teléfono,

y que me llamen al fijo para decirme que me quieren.


Echo de menos las treguas de mi mente,

darme tregua y tener alguna idea clara,

saber que los tercetos deben respetarse.


Los romances se escriben en octavas,

la real queda para el siguiente nivel y,

mi poesía no cuadra ni en estilo ni en las mentes.


Supongo y supongo mal,

que echarte de menos es deseable,

pero nunca tuve a nadie, y es agradable que existas.


Me perturbo mirándome a un espejo,

no reacciono pese a mis gritos internos y,

vuelven a pesarme los parpados.


Ya es tarde para la luz del Sol,

los sueños aligeran mis pesadillas.

Me difumino entre ellos.


Rumbo locura y desquicio,

me desvío por calle reconciliación,

pacto treguas que no respeto y acabo perdida,

rotonda desidia.


Ramal de incertidumbre, salida solución,

destino no acertado, viaje perdido,

herida no resuelta, rotonda desidia.


Rotonda desidia, rotonda desidia,

estado vital desidia, parpados pesados…

salida fija, la de siempre, la que todo lo soluciona,

salida calor humano.

miércoles, 4 de enero de 2012

La libertad de su pecho.

Nunca pensó en que algo tan espeso pudiera llegar a ser tan hermoso. Y es que aquella niebla a tres mil setecientos metros de altura en el Congo, resultaba sobrecogedora. Había sido un viaje más que agotador, turbador, lleno de maleza y humedad, y con el único propósito de hacer cima en el fin del mundo. Solo para verlos a ellos. A su grandeza, a su fuerza, a su espalda plateada, muestra del dominio de la manada. Y hasta los mismos gorilas se sorprendían de lo que allí arriba veían. El mundo dominado por nuestros antecesores, y estos, en muestra de respeto, observaban en silencio y sin mover un músculo el lago en mitad del cráter, y la densidad verde. En aquellos instantes no podía dejar de pensar que había merecido la pena, que renunciar a todos esos pequeños placeres mundanos y diarios valía la pena por estar allí, junto a los emperadores del mundo en pleno corazón de África. Su mente volaba ya lejos de los atascos, de los problemas, del trabajo, de los planes de futuro, de la firma de papeles, de los contratos de amor.


La soledad de la belleza

es la que emana del interior,

la que respeta al miedo,

la que rinde culto a los deseos.


Los deseos más profundos,

los nunca confesados,

son los que compartidos,

unen sin remedio.


No pretendas la libertad de su pecho,

sin noches de desasosiego,

sin esperanzas pérdidas,

ni botellas en el fondo del mar.


Supusiste que el Cielo debía ser su naturaleza,

y que su piel veneraría la tuya,

la unión de aquellas pararía el deseo,

y solo fue el principio del fin.


La turbación guió a abismos profundos,

a desnudarse frente al espejo,

a recorrer tus cicatrices,

a cicatrizar lo vivido.


Los precipicios parecen un buen final,

tras la certeza de un pasado que no volverá, ni será recordado,

y frente a la posibilidad del salto,

aventuras un vértigo adrenalítico,

un futuro sin futuro, un Pegaso sin alas.


Saltas.