Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

domingo, 8 de abril de 2012

Teoría del amor

Deberíamos hacer de las relaciones una transacción. Los individuos serían bancos y a cambio de un beso el otro miembro de la pareja daría otro. A cambio de una cena romántica, otra. Y así sucesivamente. Los sentimientos también deberíamos racionarlos, intercambiarlos sabiendo que vamos a dar a la persona tanto como recibes o vas a recibir. Nos ahorraríamos los celos, el pensar si nos quieren o no, el dudar por qué uno se interesa más por el otro que el otro por el uno. Habría un límite de dar y otro de recibir, así no podrías dar más de cinco sorpresas sin recibir ninguna. O recibir más de cinco besos sin revivir otros cinco. Y al retomar el equilibrio numérico podríamos seguir con la relación. Siempre justa e igualitaria, no uno por encima del otro, ni mucho menos sufriendo uno por lo que el otro hace o deja de hacer. Un amor sin sufrimiento. Así, exteriormente los demás también sabríamos lo mucho que se quieren en función de la cantidad de hechos, momentos y recuerdos intercambiados; la cantidad sí importaría. Y podríamos competir pro ver quién tiene una relación más numéricamente mayor. Y dependiendo de la frecuencia con la se incremente esa cantidad, así de interesada está la pareja en seguir con la relación. Sabríamos en pocos días cuando va a terminar una relación: en cuanto uno de los dos llegara al tope de dar y el otro no correspondiera, no se desbloquearía la posibilidad de que aquel que quiere seguir dando pueda hacerlo, y comprobaríamos que algo muy gordo está fallando. Quizás sería ideal una relación sin sufrimiento y controlada por las matemáticas.
Pero quizás alguien pagaría el pato. Y sería probablemente el amor. Porque si racionalizas el amor se muere. No puedes controlar algo que te controla a ti. Y moriría el amor, o al menos entraríamos en crisis. Humanos banqueros de amor en crisis lucharían desesperadamente por el preciado botín, acabando en engaños, mentiras y traiciones por ser ricos. Aunque quizás esto no es fantasía, ¿no somos acaso ya banqueros de amor? El caso es que a lo sumo este amor sería sustituido por dar cariño y sexo, y no, no habría relaciones duraderas, porque eso se puede obtener de muchas inocentes personas sin un esfuerzo relativamente alto. Acabamos de nuevo e inevitablemente en la muerte del amor. Para todos aquellos que ya son banqueros, o nunca se han enamorado, o piensan que el amor es mentira o inexistente supongo que esto les parecería un buen negocio y una manera de obtener placer gratis, sin sufrimiento. Pero para aquellos que creemos en el amor y vivimos irracionalmente pendientes de movernos por lo que este nos dicta; para nosotros, racionar el amor sería como frenar la energía…nunca nos quedaríamos sin aliento, no pensaríamos que dar la vida por el otro fuera algo heroico. Sería más bien estúpido, y estúpidos que se pierden la maravilla de amar ya hay suficientes, asique yo me niego a racionalizar lo que siento, mucho menos a contároslo o demostrároslo, y mucho menos a no sufrir. El amor respira del sufrimiento, y si uno muere, muere el otro. Pagaríamos con la insípida vida del no sentir, no euforia, no emoción, no ilusión, no esperanza, no paz, ni tranquilidad. La condena de la angustia del que está solo. Prefiero la AMARgura.

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