Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

domingo, 16 de marzo de 2014

¿Por qué no?

Tengo la extraña sensación de que la gente pregunta demasiado. Por qué hice esto, por qué dije aquello, por qué fui allí, por qué no me quedé, por qué me cambié, por qué defendí, por qué luché.

Yo me pregunto ¿Y por qué no? ¿Por qué no vivir sin más? Si lo tienes al alcance de la mano cógelo, hazlo sencillo, hazlo bonito. Deja de dar vueltas por rotondas que no tienen salidas y echa a volar. Limítate a sentir, soñar y sonreír. Limítate a vivir, nunca a sobrevivir. Que todo lo que recuerdes del viaje sea la sonrisa que no te quitaste en ningún momento y que te quedaste sin aliento. Si no, nada habrá tenido sentido.

Yo hace tiempo aposté por la filosofía de hacer lo que más me apetecía sin pensarlo demasiado y sin dañar a nadie. Y sobre todo de la filosofía de querer a los que quiero a mi lado, por aquello de no perderlos.

Y parafraseando a una vieja amiga, recuerda que si en algún momento en medio de esta aventura osas extrañar a alguien, que nunca a algo, ese alguien estará y la tendrás en la medida en que sepamos que nos tenemos.


De prisa, la alegría,
atropellada, loca.
Bacante disparada
del arco más casual
contra el cielo y el suelo.
La física asustada,
tiene miedo;los trenes
se quedan más atrás
aún que los aviones
y que la luz. Es ella,
velocísima, ciega,
de mirar, sin ver nada,
y querer lo que ve.
Y no quererlo ya.
Porque se desprendió
del quiero del deseo,
y ebria toda en su esencia,
no pide nada, no
va a nada, no obedece
a bocinas, a gritos,
a amenazas. Aplasta
bajo sus pies ligeros
la paciencia y el mundo.
Y lo llena de ruinas
-ordenes,tiempo,penas-
en una abolicion
triunfal, total de todo
lo que no es ella, pura
alegria, alegria
altisima, empinada
encima de si misma.

La voz a ti debida, Pedro Salinas