Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

domingo, 18 de noviembre de 2012

Confesiones de quien espera despierto.


Cada vez que miro fijamente a los ojos de mis semejantes veo un terrible vacío. El vacío de la incomprensión, el de una sociedad que nos hace pensar que nuestros problemas son los más grandes e importantes del mundo. Veo gente que habla sin cesar, oyen en determinadas ocasiones pero ni por asomo pretende escuchar. Quejas en las esquinas, en los buenos días, en su caminar sin mirar al mendigo que casi pisan. Culminan su actuación con lágrimas de cocodrilo en los finales de días rutinarios, en las únicas palabras sinceras que reciben en pro de su ayuda. Consideran puñales a las verdades. Reacciones violentas, sentirse superiores al torturar a los que son más buenos, y más débiles o más humildes. Veo insensibles que se ríen de los fallos de los que fracasan. Contratacar siendo más listo, más alto, más moreno y rubio a la vez, ligando más pero teniendo el novio más guay, siendo el más tonto al reírse de los que leen, siendo el que menos llora, contratacar causando dolor gratuito, chillando los defectos de los demás. Reprochar hasta el respirar, reproches sin sentido, reproches en sus miradas.

Echo de menos quien me regale constantes te quieros sin motivo, llamadas sin razón, quien llore de verdad, quien aguante problemas con alegría y sin quejas, quien regale bondad y humildad, quien reconozca no entender algo. Echo de menos la valentía de sufrir por los demás, quien renuncie a dos horas de su vida por la de los demás, las luchas que resisten en pro del amor. Echo de menos que me perdonen y me den cariño. Y sobre todo extraño a quien de cariño  a alguien que lo necesite más que yo. Alguien sin ánimos de grandeza, que defienda el altruismo y que entienda la belleza de una nube. Alguien con la sencillez como bandera, el esfuerzo como método y la corrección de errores y superación como armas de lucha. Alguien con la alegría como camino y la sonrisa como medicina, aun entre las lágrimas.

Por favor, no dejo de gritar que quiero que alguien me diga que también se ilusiona pensando en ir al circo, que también llora al ver videos de cuando era pequeño y su abuela le abrazaba, alguien que haya llorado al sentirse defraudado por una persona pero quiere seguir peleando por esa persona, quien admire la plenitud de a naturaleza, alguien orgulloso de amar nobles causas y personas sin futuro. Sobre todo quiero alguien que ame tanto como yo la felicidad de sentirse vivo. Grítame que te sientes vivo, por favor.