Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

sábado, 8 de diciembre de 2012

En nombre de todos los errores que nunca nos supimos perdonar.


I EL DOLOR

Perder sin haber jugado
Es sentir la manida soledad, la perturbación gratuita,
Es la herida y la cicatriz
De una travesía no emprendida…
Por propia voluntad.

Es tu propia maldad y violencia contenida
Las que retan a tu perdón y bondad reprimida,
Y son las personas, las que
En soledad,
Eligen cómo ser y cómo matar.

Matar a besos
Y a desprecios,
Que se puede herir;
Pero no se puede curar si
No lo deseas enfrentándote a la herida.

Perdonar quedó reservado a los dioses,
Es la pieza que no lograrás encajar,
Dado que lo complejo no es pedirlo,
Sino concedérnoslo.

Si somos nuestro peor enemigo,
Nunca avanzaremos
Hasta que no nos ganemos la partida;
Esa que nunca quisimos jugar.
Que comience la partida…
La de cómo nos hicimos adultos
Y dueños de nosotros.

La partida del vivir.
La partida de perdonar – nos,



II LA ESENCIA

Soy el error que mantienes oculto,
Soy el orgullo que sacas a pasear a diario,
Soy el resquemor por el daño que te causaron,
Soy la palabra que te duele escuchar,
Soy la persona a la que más tiempo en balde entregaste,
Y soy la soledad que te dejó y que más miedo te hizo sentir.

Soy tu reflejo,
Soy la esencia que no muestras a los demás,
Soy la sonrisa que todos esperan ver,
Soy la fuerza que no logras usar,
Soy tu utopía en la que aún crees secretamente
Y soy tus pies esperándote para caminar.

Únenos a todos,
Por favor,
Déjanos volver a a ti
Asimila que somos parte de ti,
Y que tu vida no está escrita, que sólo tú decidirás tu final.

Entiende que debes volver a caminar.