Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

viernes, 30 de diciembre de 2011

Lo que compone a una tortuga.

“Sólo son palabras, las palabras se las lleva el viento”. Y una mierda. Son palabras que se clavan y se quedan adheridas a todas las paredes, a cada uno de los rincones de esta casa. Puedes elegir ser tortuga y meterte en el caparazón si todo sale mal, incluso ser una maldita piedra inerte. Pero no implica que dejes de existir. Porque no puedes. Sino que serás un ser inerte, sin opinión, sin derecho a que se te escuche y además un espectador con amplias posibilidades de acabar en culpable. Y las palabras seguirán retumbando contra el caparazón, o contra la piedra. Y las malas vibraciones llegan. Se cuelan con cada una de las ondas que repercuten sin freno contra tu coraza dura, una y otra vez, incesante. Imparables. Y se convierten en rabia. Y te vas de casa. Piensas que la huida es la opción, que ya ha dado resultado otras veces, buscas refugio en otra piel, en otro amigo, en una carcajada y sí, te sientes aliviada, vuelves a ser tú, estás tranquila. Ignorante de que los gritos, los llantos, la desesperación, la jodida y dolorosa rutina de la desidia infeliz siguen allí. Pero tú estás fuera de esas palabras y alguien te pregunta por tu fuente de vida. Te sientes feliz por poder contarles lo que eres, y que además hay algo más. Un algo que nadie entiende. Que nadie comparte y que no piensas revelar. Pero que todo el mundo conoce y creen intuir lo feliz que te hace. Y es una rabia maravillosa de fuerza y energía la que empieza a recorrerte el cuerpo por pensar que su presencia vive en ti, que ante lo malo siempre podrás pensar en ese algo que te inunda, que solo es vuestro, que solo vosotros compartís, que nadie entiende. Es la rabia de amar. Que gana espacio y lugar a la rabia de tu rutina. Pero las rabias, al fin y al cabo, son primas hermanas, y se atraen unas a otras, y se tiñen, se mezclan, porque ambas son parte de tu vida. Y lo que era rabia de amar se convierte en rabia de incomprensión, de saber que eres feliz y que no lo comprenden, que tampoco quieres, y mucho menos, puedes explicarlo. Acabas confundiendo las rabias y terminan tomándote por loco. No es nada nuevo, pero con este elemento extraño resulta algo ya demasiado turbador. Demasiado cruel. ¿Acaso los enamorados están locos? Que te llamen loco por amar. Terminas por volver a ser una jodida tortuga, emprendes tu camino y cargas con tu caparazón. Por tu condición de reptil deberás cargar con ambas rabias, pero… algo has aprendido. Que sin la rabia de tu vida, esa que tú nos has elegido y que continúa en cada una de las paredes de esta casa y que te repercute hasta dolerte, no serías lo que eres. Y no sabrías distinguirla de la otra, ni mucho menos apreciarla. Que con el mismo componente de veneno, te hace feliz, te invade de fuerza y te remueve, te causa consecuencias y nadie lo entiende. Pero son tus rabias, tus motores, y pese a que su fusión no parece agradable, es inevitable. Y una paga por la otra, y otra por la una. Se hacen daño y te golpean. Pero te impulsan, son tuyas, son parte de ti. Tú eres esas rabias, la rabia del dolor, la rabia del amor. Tus componentes. Concluyes que sin tu quererlo, ambas se han terminado por necesitar, y, que si una de las dos desaparece, se rompería el equilibrio, una dolería demasiado, otra te elevaría a un sueño de irrealidad. Las consecuencias son incalculables, no podemos saber lo que seríamos si no fuésemos los componentes que nos aferran a la vida. Y no queremos, y mucho menos podemos, renunciar a nuestros componentes…yo, personalmente, nací tortuga.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Resumen 2011.

Sonata No.12 F major, Mozart, y me muevo entre los graves para ser los agudos. Adormezco en este letargo de invierno y deseo la desidia de saberme feliz entre las sábanas y mantas. A la calidez de las corcheas repaso los acordes de este año y encuentro fusas muy intrigantes, negras muy risueñas y silencios demasiado lentos. Al final la música sigue sonando y es un F mayor, concluyo que nada malo puede pasar bajo mis sueños, y que seguir en la cama puede ser un gran premio. Por el contrario, la sonata cuenta con un contrapunto de angustia que si puede traspasar el muro de mantas y calor y reconozco mi dolor como fiel compañero de este año. Pese a todo es mi compañero, y ya está domesticado, no es más que una nota que advierto que va a venir, y he aprendido a añadirle dos compases de resucitación. Es el allegro.

martes, 20 de diciembre de 2011

Fríos cálidos.

Voy a no reflexionar esto que siento y dejaré que sea mi piel la que juzgue el realismo de lo sentido, de lo no visto, de lo admirado en las pupilas. Voy a tomarle el pulso al ahogo que me sostiene y a pedirle que no me deje respirar. Necesitar algo más que la melodía, me resulta cosa del pasado. Moverme entre mis negras y tus fusas balanceadas por nuestros sí mayores. Quintas armónicas de tus pensamientos parecen mis ideas. Son etéreos los pegasos que guían mi caminar, destellos de estrellas en los que construir faros alumbran el fin de este viaje. Más allá de todo y más acá de la nada, te espero, junto al recodo que nuestros dedos entrelazados decidieron; siempre detrás del estanco que ese Sol nos alumbra en las noches más lúcidas, en los fríos más cálidos.

Adictos del silencio.

¡Guarden Silencio!

Y dado que eran una masa entrenada para obedecer órdenes, todos cogieron cajas de zapatos y almacenaron litros y litros de esa preciosa sustancia. Cómo si del más puro y brillante de los diamantes se tratara, así se pegaron por obtener un pedazo del botín. Y entusiasmados por considerarse ya casi piratas, conscientes de su tesoro, guardaron las cajas en baúles, le pusieron candados y los lanzaron al mar. Ocultaron los silencios de los amigos que se abrazan, de los amantes que se deleitan en la contemplación mutua, de las familias que guardan silencio en muestra de máximo respeto a sus sueños, de los cementerios, de los momentos tristes…todos y cada uno de los silencios fueron robados y tirados al inmenso mar.

Y comenzó el bullicio.

Tenían que llenar como fuera aquel espacio vacío y sólo conocían el ruido y los gritos como fórmula resolutoria. Es necesario callar y escucharse a solas para decir cosas sabías, pero dada la falta de silencio, no era posible. Nacieron legiones de niños bulliciosos, llanto como fórmula de protesta, incluso los adultos lloraban, gritaban, inventaban enfermedades tales como la “depresión” para cubrir los vacíos. Sociedades de grandes mentes privilegiadas y condiciones nunca antes posibles para mentes sin silencio. Todo un desperdicio.

Pero las secuelas fueron aún más graves. Se acostumbraron a no escucharse, y degeneró en un rito obsoleto que solo los osados, los que sabían pagar el precio de un silencio realizaban. ¿Cuál era ese precio? La tranquilidad, dos dosis de paz consigo mismo y media seguridad en ti mismo pagaban una hora de silencio.

En los últimos tiempos devino en un pánico generalizado al silencio. Miedo a escucharse, miedo a descubrir lo que ellos solos pueden pensar. La gente olvidó la tranquilidad, la paz interna y sobre todo, se olvidó de creer en sí mismo. Vivían a los que otros pregonaran, ordenaran, cualquier cosa que llenara sus vacios espacios. Cualquier cosa menos silencio.

Cuentan las leyendas, que aquellos baúles de silencios tenían fugas, y que poco a poco los silencios emergían de las profundidades. Un silencio muy tenue, requiere de una gran concentración escucharlo. Dicen que el rito necesita de una playa, de un paseo lento hasta la orilla y de cinco minutos de vista perdida en el horizonte. A continuación, si cierras los ojos, puedes escucharlo. Los silencios de los niños dormidos, los amigos abrazados, los amantes pasmados, los cementerios respetados, las tortugas tomando el sol. Todos los silencios que siempre deseaste. El silencio de tu mente. Tus propios pensamientos.

Pocas personas han conseguido oírlos, y muchos menos saben apreciar la antigüedad de este secreto, pero rumorean las malas lenguas, que una vez lo escuchas, te haces adicto, lo necesitas para volver a pensar, tu mente se desbloquea y comienzas a pensar solo….comienzas a escucharte, a disfrutar de tu intimidad, a poseer tu destino, a dominar tus deseos y realizarlos.

La resaca de este mágico suceso es de consecuencias inimaginables…seres únicos, especiales, osados, capaces de provocar sentimientos, esperanza, ansia de cambio, ansia por vivir…Estos seres huyen de esas sociedades del ruido…raros del mundo que, rechazados por los bullicios, optaron por escuchar únicamente a los que cómo ellos, conocían el secreto.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Clandestinos.

Vidas que no publiquen,
irnos a cualquier otra parte,
no movernos del silencio,
más allá de nosotros,
tras el eje de lo repercutido.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

La luna de Santiago

Apuesto por desnudarte,

Porque el sol nos pille de cara,

Por la luna de Santiago,

Por cogerte de la mano.


Pretendo perturbar tus entradas,

Bucear a donde no quede oxígeno,

Ser oxímoron

No poder respirar.


Pactar noches de desasosiego,

Ofrecerte un silencio a cambio,

Profanar tu paz

Y llevarte a donde no llegamos.


De un impulso,

Al precipicio,

Saltar, pulsaciones,

Vértigo y tú.


Vidas que no publiquen,

Clandestinidad que nos justifique,

Muros que nos separen,

Ritmos que nos enlacen.


Echarle un pulso a tu mente,

Discutir hasta la violencia,

Hasta el abrazo,

Hasta la habitación cansada.



Dame un bolígrafo y un papel,

Una palabra de aliento,

Y firmo,

Firmo por acabar con mi muro,

y de paso...derogo el tuyo.

Vuestros muros

Muros. Grandes, vigorosos, imponentes. Imperturbables. Las más grandiosas construcciones realizadas por el ser humano. La genialidad de ellos reside en su poder para parar. Para olas, viento, nieve. Capaces de enfrentarse a la madre naturaleza. Capaces de enfrentarnos a nosotros mismos. Y construimos el muro por dejar de pelearnos con nosotros mismos. Mejor mantener aislados los pensamientos… No vaya a ser que pensemos y acertemos.

Como si no fuera suficiente el luchar contra todo lo que nos rodea, también luchamos contra nosotros. Un muro que cubra exactamente cada milímetro de muestro mapa de receptores sensibles. No permitir que otros nos afecten. Ver lo más humano del mundo frente a nuestra humanidad y rechazarlo. Aislarlo. Quizás con una finalidad empírica, o cobarde, pero rechazamos.

Al igual que los más grandes muros de la historia nos han separado de las cosas más bellas (aunque destructivas) nunca vividas, nosotros nos separamos de todo aquello que puedo suponernos temor, dolor…Aunque lleve implícito la receta de la felicidad. Si no nos gusta el envoltorio, si es muy difícil de abrir, si parece poco apetitoso, si requiere un sacrificio, no. No habrá nada que hacer. ¿Cuáles son los antecedentes que llevaron a estos hechos? Quizás el componente genético, aunque sería una justificación que ninguna persona con experiencia aceptaría. Que solo alguien sin muro rechazaría. Alguien sin muro daría como origen la vida, el curso de los sucesos. Ahí está la justificación. En un “no” al dolor gratuito, a la renuncia de los momentos eufóricos que condenan a la resaca de la felicidad. En optar por una continua estabilidad individual y renegar de los impulsos. No es una opción cobarde, es el modo de vida estándar: una vida cobarde…Negarnos los mayores placeres por evitarnos los mayores sufrimientos. Sin lugar a dudas no todo el mundo puede disfrutar de los primeros, no saben apreciarlos; pero mucho menos pueden tolerar los segundos. Tales grandes dosis de dolor reconcentrado.

No les juzgo.

Construir el vuestro, yo viviré sin él, me permitiré esos placeres que yo si sé apreciar y sentiré y viviré el dolor que venga detrás. Aunque no lo entandáis. Aunque me llaméis loca por haber tolerado que tanto dolor llegara a mí. Permitirme que me duela, yo sé de qué duelo. Yo sé de lo que he vivido.

Renacer

Renacer no es más que rehacerse. Es llegar al momento confuso y grave de la melodía y dejar que te invada. Renacer supone girar 180 grados para girar 360. Para pararte frente a lo caminado y asumirlo. Mirar directamente la historia de tu vida y sonreírla. Sin compasión, sin rencor. Con nostalgia, con consciencia de que es pasado. Solo en ese momento, una vez que hemos pasado, podemos proseguir. Proseguir con nuestra pausa, alejarnos de nuestra vida y utilizarla. Sobarla, quemarla, destruirla. Sólo un poco. Sólo un mucho. Pulsar el play y darnos cuenta de que estamos viviendo. Proseguir en ruta. Tango de conmoción cerebral. Frustrar un par de noches en tu persona, dedicártelas, acariciarte, mimarte. Darte cuenta de que te necesitas y volver a girar. Ahora, giro de 360 grados realizado.

Algo más vetusta

Y algo más consciente del tiempo,

Regreso a mis arenas,

A mis reposos.


Los timbales marcan

Los rítmicos recuerdos,

El cansancio de vivir,

El inescrutable sentir.


Con más emociones que respuestas

Retomo lo pausado,

Respiro los ahogados

Sonrío a mis suertes.


Dejo entre esas calles

Unos momentos distintos,

Unas sensaciones que ya eran necesarias,

Que ya son parte de mí.


La ciudad,

Sus gentes,

Más gentes,

La hospitalidad respetada.


Dame un instante más,

Un respiro más,

Prometo volver a ser la que rea,

Pero déjame un instante más, una paz más.


Música que mida los instantes,

Risas que reflejen los sentidos,

Clandestinos que atestigüen

Un renacer perfecto.

martes, 29 de noviembre de 2011

Un retal de vida.

“Hay recuerdos y árboles forzados a crecer

Con la madera deshojada

De un lápiz de colores.”


Una vez más, tras el robo de versos

Y la inversión en horas de insomnio

Puedo apreciar la transparencia,

El deseo de tus alas.


Robo los retales de tiempo,

La luz de la Luna,

El murmullo del silencio

Y devoro los ocasos.


Anhelo desde hace mucho

Lo que para otros es mero azar,

Y deseo que mañana recuerdes

Que hoy hemos vivido.


Sin premeditación y con alevosía

Perturbo tus recuerdos;

A la espera de otros conjuntos,

Vectores que nos relacionen.


Supones que el camino debe ser andado,

Por qué no girado, aletargado

Deseado, esperado, desviado

O simplemente vivido.


Recuerdo la luz de aquella noche,

La mirada furtiva que robamos,

Los niños eternos,

La eternidad de la felicidad.


Recuerdo los mordiscos al aire,

Las inspiraciones de tus días,

la rudeza de nuestros abrigos,

El frio de nuestras soledades.


Los gritos ahogados fueron feroces,

La lucha algo turbia,

El bitácora arduo gastado y,

La desesperación nunca compartida.


Que si el universo es lo más eterno

Y ni siquiera él lo es,

Yo puedo conformarme con un punto,

Una estrella que me seduzca.


Y así, seducida, atrapada

Desechar lo que me ataba,

Parar a contemplarte;

Y seguir aquel punto.

viernes, 25 de noviembre de 2011

"Plan-de-no-futuro"

Tenía la mala costumbre de perderse entre los meridianos y paralelos que estructuraban su anárquica imaginación. Y nunca acertaba a encontrar la salida.

Todo eran puertas, puertas y más puertas. Y, consciente de que tomar una salida le suponía el desechar otra y el cerrar otras tantas, no se atrevía a decidirse por ninguna.

Ella sabía perfectamente y con total claridad, que la eternidad solo le duraría un rato, y que si quería seguir viviendo, debía elegir una salida y empezar a caminar.

Pero empezar a escribir tu propia ruta de vida cuando el amenazador color blanco está incorrupto, puede resultar algo aterrador. Reservado, quizá, a unos pocos valientes.

Mientras tanto, y a la espera de encontrar esa fuerza, o guía, o mano, o espíritu que la llevara de vuelta a su futuro, ella seguía disfrutando de sus meridianos Continuaba mecida, acariciada, entre la seguridad y la libertad que ofrece el saber que puedes dibujar tu propio futuro, y la certeza de conocer el remedio ante los propios errores: el tiempo. ¿Supondría entonces un problema el cometer errores si se tenía toda la vida por delante? No, para ella no, desde luego.

Y un día tras otro pagaba las facturas con meritos de guerra, los estudios con horas de biblioteca y la felicidad con sonrisas caducadas. Se enamoraba y desenamoraba tanto como su corazón o racionalidad le permitían, se involucraba en los segundos con total devoción y respiraba de otros pulmones cuando los suyos daban tregua. Peleaba por sus amigos, hermanos, familia y otra colección de seres a los que consideraba dignos de devoción.

Plantada. En medio de decisiones, apuntes, música, fiestas, cervezas y errores. Una coctelera de la que debía salir un futuro. Agitado, no mezclado.

¿Lo peor de todo? Ella no quería un plan de futuro. Era algo demasiado caro en aquellos días de cambios; y, puesto que nunca le darían una beca, lo único que tenía para financiárselo era el presente, y no quería malgastarlo. Era lo único que podía discernir con claridad entre toda aquella montaña de planes utópicos que realizar e ideales demasiado conflictivos como para expresar en voz alta. Sólo sabía que el presente era lo único que poseía, y que otros ni siquiera acertaban a saber que entre todas sus cosas no poseían nada. Ella sabía que no estaba vacía de posesiones, pero lo suyo no era medible ni cuantificable. Ella poseía el presente, era lo único que sabía.

Asique decidió seguir bailando entre los acordes de sus meridianos…pasearse de vez en cuando entre las negras y silencios de su paralelos y pensó que si algo de todo aquel “no-plan-de-futuro” fallaba….

Bueno, ¿mejor ya vería lo que hacía dado el momento, no?

martes, 22 de noviembre de 2011

¿Apostarías por ti?

Todos los seres humanos nos creemos únicos, originales, inimitables, necesarios. Nos consideramos especiales y distintos al resto. Y nos olvidamos de algo mucho más importante y profundo, que nos iguala y nos mide a todos con el mismo rasero. El miedo. Todos los seres humanos tenemos miedo. Y es un miedo atroz, profundo, negro, oscuro y, sobre todo…solitario. Tras esa coraza de supuesta fortaleza y vitalidad cae la noche, y, con ella, el más poderoso y temido de nuestros enemigos: nosotros mismos.

Nos tenemos miedo porque en realidad nos conocemos más de lo que nos atrevemos a decir, sabemos que no somos tan fuertes, que toda la coraza no nos protege de nosotros mismos, y, que llegado el momento, somos capaces de hacer cosas que ni imaginamos… que determinadas circunstancias, las más absurdas, pueden tener el suficiente e inmerecido peso como para cambiar nuestras vidas.

Nos tenemos miedo porque somos seres dependientes de otros seres igual de débiles que nosotros, y, conscientes de esa debilidad, nos aterra saber, que llegado el momento, podemos llegar a quedarnos solos. Porque no confiamos en la fortaleza de los demás, pero si creemos en su debilidad. Y así cerramos un círculo de desesperación y desconsuelo. Saber, que lo que más amamos, es tan débil como nosotros, y que no puede protegernos.

No tenemos el valor de apostar por otros, pero tampoco por nosotros mismos. ¿Apostarías todo por ti? No, porque sabes que tus fantasmas pueden ganarte en cualquier momento.

Y nos aterra esa soledad que vivimos cada noche, y que nos empeñamos en combatir durmiendo con alguien al lado. Pero la noche siempre vuelve. Y el gran reto, no consiste en encontrar a esa persona que nos acompañe en los miedos más íntimos, sino en despertar cada mañana y comprobar que has sobrevivido.

Que nos quedan fuerzas para un nuevo día. Y cada mañana nos levantamos pensando en que hoy sí ganaremos la batalla a nuestros miedos. Y así, día tras día, hasta descubrir y ser conscientes de que tenemos que mirar al miedo a la cara. Y, así, mirarnos al espejo y pensar: YO PUEDO.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Pactando con tu alma.

Más puro que el silencio

Y más neutro que el blanco,

Es el resplandor con que mira,

La profundidad con la que te atrapa.


Excesivas posesiones son,

Las que Infinito posee…

Retales de dolor,

Canciones inacabadas, allá, en el infinito.


Allá en el infinitivo pactaste tu salvación,

La sonrisa de los lunes,

La energía de las noches,

Los sueños de los indefensos.


Barra libre de sueños,

Caricias a deshora y,

Botones obedientes;

Sin duda fue un buen pacto.


Que infinito nos reclame,

Que finito sea novio de la muerte,

Ya carece de sentido.


Como lo carece el…

Dormir sin sueño,

Soñar en sueños

O desnudar auroras.


Pacta tu propio destino,

¿Con quién?

Con Infinito, aunque

Pocos se atreven.


Yo no te prometo

Gloria, reconocimiento,

Ni éxtasis de sexo,

Ni momentos imborrables.


Yo te prometo

La profundidad con la que miro a la vida,

La sencillez del anonimato,

El éxtasis de cada segundo compartido.


Te prometo otoños de flores,

Fotos a color de momentos lejanos,

Libros entre los que desnudarnos

Y nubes que comernos.


A cambio de la pureza de tu alma

Te exijo que me la devuelvas sucia,

Gastada, maltratada, agotada,

Que se note que has vivido.

sábado, 19 de noviembre de 2011

EL mundo que no quiero.

La desesperación se pega,

Paredes, alma, canciones,

Todo lo inunda.

Sueños relegados a viajar por el limbo,

Oxímoros como dirigentes,

Instantes como medida de tiempo,

Y dinero como moneda de cambio.

Acordes reprimidos,

Versos encarcelados,

Sinfonías condenadas,

Libros secuestrados.

Sabes, yo hace tiempo que dejé de comprender esto que me rodea. Y cada vez creo estar más convencida de algo. No comprendo nada. No comprendo mucho las cosas que me pasan, ni sé si tienen una razón de ser. Pero quizás puede ser que la razón también me falle. Hay ratos en los que no entiendo ni los acordes de mi guitarra. Y me siento bastante disonante. ¿Sabes esa pieza del puzle que nunca encaja? Pues un poco así, pero en versión con la sociedad. Pero no son todos los días iguales, ni mucho menos. Y no significa que me haya rendido. Pero no todos los días ocurren grandes cosas. No todos los días puedo pretender comerme el mundo, porque entonces el empacho llegaría demasiado pronto.

En los días más desesperantes creo traicionarme, creo que mis ideas son utópicas, demasiado fantasiosas y que nunca haré algo grande. Y en esos momentos de máxima desesperación pienso en convertirme en uno de ellos, en rendirme a la rutina y a limitarme a sobrevivir. Luego pienso que yo soy más de vivir. Hubo un tiempo en el que creía que si no hacía cosas grandes no era una persona especial. Luego entendí que lo que yo hago es mucho más grande que muchas de las cosas que hacen las personas de este mundo. Y no son cosas grandes, son cosas auténticas, son cosas que me hacen grandes a mí. Leer un libro me hace grande, las cervezas con los amigos de infancia me hacen grande. Nunca he llegado a entender por qué estas cosas me hacían grandes, la otra noche lo descubrí, porque me hacen feliz, me recuerdan la suerte que tengo y que caminar es mi manera de crecer.

No todos los días me hago grande, pero si voy creciendo, voy cambiando y, no eso no, no voy traicionando a mis ideas, y sí, creo que un día salvaré a este mundo, o al menos a un puñado de personas que merezcan salvarse. Creo que si logro hacer que tan sólo uno de esos niños por los que tanto estoy luchando sonríe, no habré traicionado a mis ideales; ni mucho menos a mis sueños.

Imagínate si yo, no creyera en este invento!"

domingo, 13 de noviembre de 2011

Yo soy más de cantautor.

Y esa maldita melodía golpea las teclas más graves del piano, removiendo hasta el último pulso de mi alma. Y acompasas tu respiración al frenesí cadente, y ansias que llegué el Sí, aunque sea bemol, para que todo ese torbellino que no deja de girar dentro de ti salga por algún recoveco.

Es una mezcla extraña de euforia con guitarra clásica, y sin saber cómo los recuerdos vuelan hasta tu mente, y a ritmo del contrabajo pasan, uno otra otro, pasado, tras presente, frio tras calor, amor tras desesperación y pum, respiración acelerada, pum, te ahogas entre nostalgia, pum, pum, pum. Golpean ese agujero que el torbellino de notas graves ha provocado. Dolor. Sin embargo es una euforia harto conocida, alto cantada, y sabes que todo termina por estallar. Llega el estribillo, vuelve la cordura…intentas poner orden antes de que lleguen las notas finales y te arrastre a la desesperación: sentimientos aquí, recuerdos allí, dolor un poco más allá, ritmos confusos más abajo, resentimiento a la derecha, restos de ilusión a la izquierda y subes el volumen.

"Yo quiero ser estrella y, ver a la Luna cantando rock alternativo…"

Notas finales, muy muy graves, y esa maldita canción te arrastra como la marea hacia lo más oscuro, a la profundidad más desecha y al dolor silencioso. Cambio de tonalidad, subes dos tonos y todas las canciones terminan con un final más bohemio, más relajado y el remolino desaparece. Ha dejado todo revuelto, has visto pasar tu vida, te ha removido y mezclado lo amargo con lo dulce, casi no puedes respirar, notas el corazón desbocado, los pulmones buscando un aliento que respire por ellos, todo empapado, la tormenta que siempre dejan los remolinos ha empapado hasta a tus lágrimas, y el frio comienza a traspasarte todos y cada uno de tus ritmos, acordes y sentimientos.

Por desgracia los estribillos contienen el mensaje fundamental, y en los breves instantes en que los agudos te permitieron respirar, entendiste que ya no sirve refugiarte en tu desesperación, que el caos y esas profundidades no son aptas para la vida, no es una opción, asique abrígate antes de que el frio nos alcance y dame otros acordes, que Argentina y los tangos nos pillan muy lejanos y yo soy más de cantautor.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Poema a la Inhumanidad

Me quema la luz de la farola,

El frio de ese tango te acusa,

Los mendigos gritan a la oscuridad,

Los gatos se atreven a cruzar.


Las mañanas me duelen,

Los infiernos me parecen cercanos,

Las fotos carecen de alma

Y las sonrisas perpetuas conspiran.


No pretendo la luz de tu rostro,

Ni el reposo del guerrero,

La paz del desconsuelo o

La justicia de Perséfone.


Que las calles se doblen a tu paso,

Que la música baile a tu son,

Que los vientos giren para acariciarte,

No, eso no volverá a suceder.


Te creíste princesa, y sólo eran vasallos,

Te sentiste importante, y sólo eras ley,

Te imaginabas preciosa, y eres arrugas,

Poseías el tiempo, y llego el final.


Las caricias huyeron con el invierno,

El fuego con el sosiego,

La primavera con tu verano

Y tu alma quedó malherida.


Se te olvidó que lo efímero es importante,

Que lo insano es real,

Que la humanidad no es una moda,

Que la paciencia se acaba.


Incesante tintineo de amaneceres,

De lluvias desconsoladas,

De rocíos no tan mañaneros,

De lágrimas no tan inhumanas.


Otros siguieron su búsqueda,

Arrancaron los motores de la voluntad

Y volaron al igual que Ícaro,

Pero con final feliz.


Cada uno construyó sus alas,

Buscó su ley divina,

Encontró sus abrazos de consuelo y,

Tú, tan inhumana como tu nombre.


¿Acaso te calentaste en mi farola,

Bailaste el tango,

Miraste a los ojos del mendigo,

O reparaste en el gato?

domingo, 6 de noviembre de 2011

El romance de Revolución y Cambio.

La fuerza motor de la energía se encontraba secuestrada por la malvada Rutina. Así día tras día el mismo Sol inerte, alumbraba a los mismos componentes orgánicos. Mientras tanto, al igual que toda aquella energía que no se libera, la fuerza motor se consumía a cada segundo. Cada inexorable segundo hacía aún más evidente el naufragio inminente. Su amiga Utopía también llevaba meses encarcelada. Bajo delito de encubrimiento y cómplice de delito. Fue Imaginación quién la embaucó, y juntas, pretendieron cambiar a Destino, ¡sí! Pretendían corromper a destino par que se enamorara de Fuerza motor y que así tuvieran hijos, llamados “destinitos” y que todos pudiéramos disfrutar de ellos. Pero este absurdo plan nunca vio la luz. Utopía encarcelada, Imaginación condenada a la guillotina, Fuerza motor secuestrada para fines bélicos y Onírica desaparecida. Rutina continuaba inexorable su camino hacía ciudad Dictadura, los humanos, simples esclavos Trabajo y de Rutina, veían la situación como normal; pero esto sólo era fruto del matrimonio de Normalidad con Malvad, que les habían impuesto la religión que Conformismo practicaba y que Sistema potenciaba con la ayuda de Fuerza motor, amenazada de muerte si no colaboraba.

Los Restos, así llamados, eran un colectivo de los que antes llamaban “Seres vivos racionales”, y eran conocidos con ese nombre porque apenas eran unos cuantos, todos en busca y captura. Se les acusaba de colaborar con Revolución e incitación a Libertad y Justicia a manifestarse. No se sabe a ciencia cierta cuántos de estos individuos quedan, pues es necesario que sean alimentados por Sentimientos y vestidos por Esperanza, y, sin duda, estos ahora andaban muy escasos de suministro.

Parece que allí a lo lejos ya asoma ciudad Dictadura, muy lejos de ciudades como Arte, Música, Pintura, Filosofía, Poesía, etc. Los profesores que ejercían en universidades de estas ciudades se habían unido a Rutina y renunciado a explicar que Fuerza motor se había educado en estas universidades, que Ilusión sacó matricula en su carrera o que Amor nació de un romance furtivo entre Juventud e Ideales entre los pasillos de la Universidad de letras de ciudad Poesía. Los pocos catedráticos íntegros que quedaron fueron condenados a sueldos mediocres, obras originales infravaloradas y mal pagadas, reducciones de temario en pro de prácticas en las empresas de Capitalismo S.A y obligación de explicar la necesidad de formar parte de Sistema Global, creado por Egoísmo.

Apenas se oyen gritos de protestas, los Restos tienen que refugiarse entre las páginas de Historia y anhelan que Cambio pida matrimonio a Revolución, proclamen a Cuatro Vientos su amor y tengan hijos muy pronto.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Cúmulo de naufragio

Las calles húmedas

Y el gris de tu alma

Inundan los pensamientos

Del ser más puro.

Paseas ausente,

Fotografías a la nada,

Anhelas otro instante fugaz,

Otra foto que hable.

Piérdete entre mis páginas,

Entre otra noticia de fracasos, o,

Piérdete entre el rocío y,

Vuelve a mi cada mañana.

Mandas por correo otra mirada ausente,

Un boli negro,

Dos lágrimas que se escaparon y,

La cárcel donde nos condenamos.

El mundo tiene el mal gusto

De seguir su curso,

Pero yo me bajo en tu parada,

Yo me bajo en esa caricia.

Vuelvo a la derrota,

Al naufragio y,

A ver a mis ideales…

…pregonando que me rendí.

Vuelvo a mi hogar,

A traicionar a Peter Pan,

A fumarme la vejez de tus arrugas,

A perder otro recuerdo.

Vuelvo al punto de partida,

Saludo a mi miedo,

Me bebo la ilusión y,

Recobro lo que quedó de aquel corazón.

martes, 1 de noviembre de 2011

Ser uno más.

- Enséñame a vivir como tú, dime como se hace…

- Yo solo puedo enseñarte el color de los amaneceres, el olor de mi infancia, el sonido de tu sonrisa, el calor de tus carcajadas, el amor de tus manos, la armonía de tu vida, la filarmónica que nos toca, el vals que nunca bailamos, la nota desentonada, los segundos estirados, las promesas recompensadas…

- Pero, ¿qué hay de todo lo que has estudiado?

- ¿La justicia, la libertad, los derechos y todas esas pamplinas que se supone que tengo que defender?

- Sí. ¿Qué hay de eso? ¿No puedes enseñarte lo que son? ¿Cómo defiendes a la gente? ¿cómo les juzgas?

- ¿Recuerdas el día que te regalé aquél ramo de rosas blancas y no podías dejar de sonreír? Pues eso es el derecho a una vida digna… y el día que leímos a Lorca junto a la chimenea, es el derecho a una educación libre…y el día que corrimos por la playa desnudos, eso es la libertad.

- ¿Y qué hay de la justicia?

- Justicia es que tú y yo hayamos superado esta guerra y estemos juntos. Justicia es que tus años en la cárcel no te hayan destruido y sigas siendo la mujer de la que me enamoré. Justicia es perdonar a los que por temor a fallar te fallaron a ti.

- ¿Me pides que perdone a los que causaron tanto dolor?

- Te pido que me ames y así les demuestres que nunca acabaron con tu libertad, que tu mente y pensamientos siempre fueron libres y que la justicia sigue estando de moda. Te pido que vuelvas a enseñar a las generaciones que los sentimientos son libres, que los pensamientos no son injustos, y que rendirse es lo único que no podemos hacer.

- ¿Por qué no puedo rendirme? ¿Acaso vas a impedírmelo?

- Yo no voy a impedírtelo, es la libertad de la que has disfrutado, los versos que has escrito y las manifestaciones a las que has ido las que te impiden abandonarles. Tu compromiso con el mundo te impide frenar.

- ¿Y si te dijera que ya no sé si vale la pena?

- Entonces no habría valido la pena esperarte todos estos años y me demostrarías que ya no debemos estar juntos.

- ¿Me dejarías?

- ¿Habrías vuelto a casa si yo hubiera rehecho mi vida brazos de otra?

- Claro que no.

- ¿Y volverías si yo ya no pensara que tus años de lucha eran necesarios?

- ¡Pero es que eran necesarios para ganar esta guerra!

- ¡Igual que es necesario que tú sigas luchando! ¡Para que me demuestres que no han acabado con la mujer de la que enamoré! ¿No entiendes que si dejas de luchar significará que te han matado, que han ganado, que han creado a una más?

- ¡YO NUNCA FUI UNA MÁS!

- Por eso me enamoré de ti.

Siete más uno, infinito.

Siete más una no suman ocho. Suman la felicidad asegurada. Siete morenas y una rubia. Ocho de ciencias menos dos herejes de letras. Seis inútiles y dos salvavidas; bueno y una que intenta salvar bichos, y otra que ayuda a las salvavidas. En total, ocho mujeres, bastante desorientadas que no saben ni por donde se ha de caminar. Algunas salvan las tormentas en los barcos que otra construye, otras se ven inmersas en los días grises de los pasados ya lejanos. Pero todas juntas.

Los caminos están por separarse, no existen caminos para ocho personas, son ocho vidas, pero si existen los cruces, las travesías compartidas. Y saben que nunca acabarán, que más pronto que tarde, acaban por reencontrarse. Y en realidad no es un reencuentro, porque el tiempo ni siquiera pasa por ellas. Son demasiado especiales como par que el tiempo se atreva a visitarlas. No son ocho, son un infinito.

Vuelven una y otra vez a los mismos errores, a la misma piedra mal puesta, pero siempre vuelven a por la que se queda atrás. Ya saben la mecánica. Una cae y siete levantan.

No oses tocar a ninguna, ni el más mínimo roce puede herirlas. Y aquél que hace daño, se enfrenta a la marea que ocho diosas pueden provocar. No es un pacto, no es una regla, es un hecho. Porque el dolor de una es sentido por todas. Porque la alegría de una, es compartida entre todas. Y porque si falta una, ya no suman ocho, ya no es el infinito.

No es pacto, no es un grupo, es el infinito. Ocho princesas, que además de aprender a vivir, aprender que la vida fuera del PLAN no es lo mismo. Si dibujas ocho líneas paralelas obtendrás ocho vías, siempre rectas, siempre hacia el horizonte. Pero ¿quién te ha dicho que ellas van en paralelo? Si antes afirmamos que había cruces y travesías compartidas es porque quizás no buscan el horizonte. Pero… ¿Qué buscan entonces?

Y yo te pregunto ¿Qué quiere buscar la persona que suma el infinito, si ese infinito le supone obtener lo finito? Sus caminos se cruzan por una sencilla razón: porque quieren cruzarse, sin más, sin motivos, sin visión de futuro. O quizás si haya uno…recordar lo ya vivido, pararse a mirar las fotos que otra hizo y pensar que eso solo es el principio de otra travesía, de la que por supuesto, salir juntas. ¿Cómo si no se sale de esto? ¿No hay otro modo?

¿Acaso existe una persona que pueda reemplazar a otra? Pues por eso tampoco existe otro modo de vivir el PLAN. Eres el PLAN, te necesita el PLAN, eres una de las ocho fuerzas que compone esta marea, este torbellino que no vamos a frenar.

lunes, 31 de octubre de 2011

Sexo, poesía y soledad.

Voy a tocarte con los sueños,
A mimarte con los acordes,
A perderme entre tus sonrisas.
Luz de tímida noche de calma,
Aguarda tranquila a que los segundos se paren.
Deja de bailar sola y piérdete entre mis letras,
Quítate la ropa y léeme a Neruda.
Desvélame el secreto de las mariposas,
Gira como una noria.
Y tú hueles a mañana recién levantada,
A calles en las que perderse,
A cuadros no pintados,
A miradas etruscas.
Pues tú miras con deseos de realidad,
Con ganas de fundir las bombillas
y…
Espera, ¿has dicho deseos de realidad?
Sí.
¿Pero dónde estamos?
¿Qué pasa, que ya no reconoces ni a tus sueños?
Pero no es un sueño, es mi realidad.
¿Y en tu realidad no hay dolor no? Claro, tú crees que todo puede ser perfecto, alimentarnos de tus versos y perdernos entre arte y más arte. Nunca pondrás los pies en la tierra.
Pero ¿y qué le voy a hacer si NO me gusta esta realidad?
Pues la aceptas y punto.
Pues no la acepto, no te acepto a ti y me voy con mi realidad.
¿A dónde vas? Te quedarás sola.
En este momento es cuando me doy cuenta de que estás hablando de tu vida, de tu soledad y de tus miedos. Y que pretendes transmitírmelos, que siempre fuiste un cobarde y pretendes que yo tenga miedo. Pero no, lo que te asusta es que yo vuele lejos de aquí. Mis sueños vuelan tan altos que no puedes ya verlos, y eres tú el que se ha quedado solo.

sábado, 29 de octubre de 2011

Un par de cafés.

El café con sal abandonado en aquella mesilla de noche daba fe de la tormenta acaecida la noche anterior. Eran ya más noches de las recomendadas las que había pasado sumida en el dolor, el llanto y, finalmente, el alcohol. Ni siquiera Dios podía evitar el sufrimiento, y aquello, aquello era como si te extirparan el alma con un cepo. El vacío era ya demasiado poderoso como para luchar contra él. El dolor lo absorbía todo, su energía, su fuerza, su tesón y cualquier otro resto de lo que un día fue. De nada servían las palabras de consuelo, aliento o los te quieros gratuitos. La única persona a la que creería un tipo de palabras así sería a él, y no estaba. Desaparecido, así, sin más, borrado del mapa, difuminado como la niebla, pero al igual cegador. ¿Cómo se orienta un ciego sin bastón? Pues igual de perdida estaba ella. Sin llamadas, sin noticias, sin aliento, sin esperanza. Pensó que esta última no la perdería nunca, pero sí, también se lo llevó; al igual que se llevó su alegría, sus proyectos y sus sueños en común. ¿Cómo se camina sin saber la dirección? ¿Cómo se sobrevive a una tormenta sin capucha? ¿Cómo se continua después de un punto y final? No hubo palabras bonitas, no hubo mensajes, no hubo, no hubo y, no hubo. Hubo un color negro, hubo humedad, hubo silencio, hubo un maldito eco en la habitación y hubo regalos rotos. Todo eso hubo.
Pero al final de todo eso, hubo un amanecer. Un amanecer gris, por supuesto, pero un amanecer. Y de banda sonora One, de U2…Pero empezó a haber algo. Y entonces hubo un pie resacoso sobre el frio suelo y un jersey tres tallas más grande para calentar el agujero negro, que por supuesto seguía ahí… Y hubo otro café, esta vez sin sal y un ibuprofeno, que, aunque sin la esperanza de que calmara más allá del dolor físico, la alentaba terriblemente despacio hacía algo. No sabía muy bien hacía qué, pero sabía que la respuesta estaba en la terraza. Evitando las esquinas de los muebles, que la noche anterior habían apaleado su cuerpo sin querer, cruzó esa puerta, se frotó los ojos y sí…el sol asomaba tenuemente, igual que sus ganas de vivir…Pero si ese mísero rayo era capaz de calentarla, ¿no habría también otro ser humano capaz de emocionarla, por muy lejano y difuso que estuviera tras la niebla que seguía cegándola? Si algo tienen las tormentas es que por narices tienen que acabar, y aunque las consecuencias hubieran sido devastadoras, seguía viva…y cómo otro gran poeta cantaba, “acuérdate de vivir”, ella se acordó de vivir. Desconociendo el siguiente a paso a dar, consideró oportuno buscar ese teléfono que tanto daño la había hecho y escribió: “Hoy, ya soy sin ti”. El gris del cielo comenzaba a clarear y el próximo paso llamaba a su puerta.

La isla

En la isla la vida es tranquila. No hay problemas, no hay que trabajar, no hay que chillar. Estamos solos, estamos con quién queremos, vivimos del aire y del amor que nos profesamos y de la esperanza de crear a pequeños monstruitos con conciencia.
Decidimos fugarnos cuando apenas teníamos 18 años y el mundo nos maltrataba. Decidimos que el futuro lo pasaríamos juntos y en algún lugar donde respirar no nos costase esfuerzo. Lo único que hayamos fue este pedazo de tierra, donde todo lo demás acaba.
El motivo de que dos jóvenes tan llenos de vida se fugaran fue la necesidad de creer que existen personas que todavía luchan por ser felices, que no vivimos en un mundo de autómatas, masas sin sentimientos que se limitan a producir.
Los mandamientos de esta isla son:
1. Estudiarás filosofía y matemáticas.
2. Te pararás a comprender las letras de las canciones.
3. Leerás poesía.
4. Será todo lo que quieras ser.
Estamos locos, llenos de energía y cansados de los guantazos que nos hemos llevado por ser SOÑADORES. Ese fue el único delito que nos condenó, pensar que nuestro sueño no era imposible. Y lo peor, nos fugamos para cumplirlo. En la isla creamos un mundo sin injusticia, vivimos anárquicamente, hacemos de todo y hacemos de nada, la guitarra es nuestro Dios, el esfuerzo personal es la única moneda de cambio válida y consideramos que los errores son parte de nuestra vida. Cada vez que uno cae, el otro respira por él, le empuja y le levanta hasta que es capaz de volver a caminar sin ayuda. Porque pensamos que no estamos solos, que hay más soñadores, que algún día se revelarán y que todas las islas que ya existen, SERÁN REALES.
¿Qué más puede pedir la persona que tiene su propia isla, cuenta con otro aliento y el amor más desinteresado del mundo?

jueves, 27 de octubre de 2011

Autogobierno

Sí, vale, lo admito. ¿Y qué? ¿Acaso te importa? ¿Acaso te importas? ¿Acaso me hiciste caso? Pues déjame dormir, y de paso respirar en mis felices sueños, y de paso sueño que estoy donde quiero estar. Y al despertar, justamente, estoy donde estaba en mi sueño. Porque es mi vida, porque yo la elegí, porque yo la decoro, la desdecoro, la ensucio y la limpio. Yo juego a ser una infantil y juego a ser mayor.
Y finalmente, entre tanto jugar me moldeo a mí misma y te das cuenta de que lo yo soy está tres pasos por delante de ti, y que ya no me puedes atrapar. No puedes atrapar a un ser libre, no puedes porque estás detrás de mí y ni siquiera ves que estoy por delante tuya, que valgo más que tú. He volado.
Y entonces te preguntarás qué nos pasó, que hicimos bien, que hicimos no tan bien, cuando esa sonrisa dejó de ser la original, cuando cambié. Y no hallarás respuesta, porque ni yo misma la tengo. Si supiera las respuestas a mi vida, pues cambiaría las preguntas, porque si no me aburriría de saberlo todo.
Pero como no lo sé todo, busco, indago, me tropiezo, me hago daño, lloro y me hago pelota. Pero luego dejo de ser pelota, me sacudo el polvo y sigo buscando. Y el resto, esos que me rodean, esos que como tú se preguntan acerca de mi cambio y por qué ocurrió, pues miráis con cara de asombro y no entendéis nada. ¿Quieres saber por qué cambio? ¿Por qué indago acerca de mi vida?
Pues porque no quiero estancarme. No quiero ser parte de la masa. No quiero que me gobiernen, y sobre todo, NO QUIERO SER COMO TÚ.