Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Renacer

Renacer no es más que rehacerse. Es llegar al momento confuso y grave de la melodía y dejar que te invada. Renacer supone girar 180 grados para girar 360. Para pararte frente a lo caminado y asumirlo. Mirar directamente la historia de tu vida y sonreírla. Sin compasión, sin rencor. Con nostalgia, con consciencia de que es pasado. Solo en ese momento, una vez que hemos pasado, podemos proseguir. Proseguir con nuestra pausa, alejarnos de nuestra vida y utilizarla. Sobarla, quemarla, destruirla. Sólo un poco. Sólo un mucho. Pulsar el play y darnos cuenta de que estamos viviendo. Proseguir en ruta. Tango de conmoción cerebral. Frustrar un par de noches en tu persona, dedicártelas, acariciarte, mimarte. Darte cuenta de que te necesitas y volver a girar. Ahora, giro de 360 grados realizado.

Algo más vetusta

Y algo más consciente del tiempo,

Regreso a mis arenas,

A mis reposos.


Los timbales marcan

Los rítmicos recuerdos,

El cansancio de vivir,

El inescrutable sentir.


Con más emociones que respuestas

Retomo lo pausado,

Respiro los ahogados

Sonrío a mis suertes.


Dejo entre esas calles

Unos momentos distintos,

Unas sensaciones que ya eran necesarias,

Que ya son parte de mí.


La ciudad,

Sus gentes,

Más gentes,

La hospitalidad respetada.


Dame un instante más,

Un respiro más,

Prometo volver a ser la que rea,

Pero déjame un instante más, una paz más.


Música que mida los instantes,

Risas que reflejen los sentidos,

Clandestinos que atestigüen

Un renacer perfecto.

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