Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

martes, 1 de noviembre de 2011

Ser uno más.

- Enséñame a vivir como tú, dime como se hace…

- Yo solo puedo enseñarte el color de los amaneceres, el olor de mi infancia, el sonido de tu sonrisa, el calor de tus carcajadas, el amor de tus manos, la armonía de tu vida, la filarmónica que nos toca, el vals que nunca bailamos, la nota desentonada, los segundos estirados, las promesas recompensadas…

- Pero, ¿qué hay de todo lo que has estudiado?

- ¿La justicia, la libertad, los derechos y todas esas pamplinas que se supone que tengo que defender?

- Sí. ¿Qué hay de eso? ¿No puedes enseñarte lo que son? ¿Cómo defiendes a la gente? ¿cómo les juzgas?

- ¿Recuerdas el día que te regalé aquél ramo de rosas blancas y no podías dejar de sonreír? Pues eso es el derecho a una vida digna… y el día que leímos a Lorca junto a la chimenea, es el derecho a una educación libre…y el día que corrimos por la playa desnudos, eso es la libertad.

- ¿Y qué hay de la justicia?

- Justicia es que tú y yo hayamos superado esta guerra y estemos juntos. Justicia es que tus años en la cárcel no te hayan destruido y sigas siendo la mujer de la que me enamoré. Justicia es perdonar a los que por temor a fallar te fallaron a ti.

- ¿Me pides que perdone a los que causaron tanto dolor?

- Te pido que me ames y así les demuestres que nunca acabaron con tu libertad, que tu mente y pensamientos siempre fueron libres y que la justicia sigue estando de moda. Te pido que vuelvas a enseñar a las generaciones que los sentimientos son libres, que los pensamientos no son injustos, y que rendirse es lo único que no podemos hacer.

- ¿Por qué no puedo rendirme? ¿Acaso vas a impedírmelo?

- Yo no voy a impedírtelo, es la libertad de la que has disfrutado, los versos que has escrito y las manifestaciones a las que has ido las que te impiden abandonarles. Tu compromiso con el mundo te impide frenar.

- ¿Y si te dijera que ya no sé si vale la pena?

- Entonces no habría valido la pena esperarte todos estos años y me demostrarías que ya no debemos estar juntos.

- ¿Me dejarías?

- ¿Habrías vuelto a casa si yo hubiera rehecho mi vida brazos de otra?

- Claro que no.

- ¿Y volverías si yo ya no pensara que tus años de lucha eran necesarios?

- ¡Pero es que eran necesarios para ganar esta guerra!

- ¡Igual que es necesario que tú sigas luchando! ¡Para que me demuestres que no han acabado con la mujer de la que enamoré! ¿No entiendes que si dejas de luchar significará que te han matado, que han ganado, que han creado a una más?

- ¡YO NUNCA FUI UNA MÁS!

- Por eso me enamoré de ti.

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