Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

domingo, 13 de noviembre de 2011

Yo soy más de cantautor.

Y esa maldita melodía golpea las teclas más graves del piano, removiendo hasta el último pulso de mi alma. Y acompasas tu respiración al frenesí cadente, y ansias que llegué el Sí, aunque sea bemol, para que todo ese torbellino que no deja de girar dentro de ti salga por algún recoveco.

Es una mezcla extraña de euforia con guitarra clásica, y sin saber cómo los recuerdos vuelan hasta tu mente, y a ritmo del contrabajo pasan, uno otra otro, pasado, tras presente, frio tras calor, amor tras desesperación y pum, respiración acelerada, pum, te ahogas entre nostalgia, pum, pum, pum. Golpean ese agujero que el torbellino de notas graves ha provocado. Dolor. Sin embargo es una euforia harto conocida, alto cantada, y sabes que todo termina por estallar. Llega el estribillo, vuelve la cordura…intentas poner orden antes de que lleguen las notas finales y te arrastre a la desesperación: sentimientos aquí, recuerdos allí, dolor un poco más allá, ritmos confusos más abajo, resentimiento a la derecha, restos de ilusión a la izquierda y subes el volumen.

"Yo quiero ser estrella y, ver a la Luna cantando rock alternativo…"

Notas finales, muy muy graves, y esa maldita canción te arrastra como la marea hacia lo más oscuro, a la profundidad más desecha y al dolor silencioso. Cambio de tonalidad, subes dos tonos y todas las canciones terminan con un final más bohemio, más relajado y el remolino desaparece. Ha dejado todo revuelto, has visto pasar tu vida, te ha removido y mezclado lo amargo con lo dulce, casi no puedes respirar, notas el corazón desbocado, los pulmones buscando un aliento que respire por ellos, todo empapado, la tormenta que siempre dejan los remolinos ha empapado hasta a tus lágrimas, y el frio comienza a traspasarte todos y cada uno de tus ritmos, acordes y sentimientos.

Por desgracia los estribillos contienen el mensaje fundamental, y en los breves instantes en que los agudos te permitieron respirar, entendiste que ya no sirve refugiarte en tu desesperación, que el caos y esas profundidades no son aptas para la vida, no es una opción, asique abrígate antes de que el frio nos alcance y dame otros acordes, que Argentina y los tangos nos pillan muy lejanos y yo soy más de cantautor.

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