Relatos de lo excepcionalmente cotidiano

¿Y si tuviéramos marcos de interpretación de la realidad distintos?

domingo, 5 de febrero de 2012

Me marcho un momento a por tabaco

Querido Destino:

Ocurrió y actué. Lo hice. Yo, lo hice. Increíble, que alguien como yo haya hecho algo así…ahora algunos se tiran de los pelos en un gesto más forzado que dolido. No me dan pena y siento defraudarte. No soy lo que esperabas, lo sé. Tampoco te pedí que pensaras nada acerca de mi persona, asique me alegro. Ni te lo pedí a ti ni se lo pedí a ningún otro ser humano. No defraudo porque no prometo.

He decidido una cosa ahora mismo y frente a mí misma: no voy a buscarte, ni mucho menos vas a venir a mí. No. Porque no te quiero. Porque me alejo de ti, tus convencionalismos me aburren, no me sorprenden. Como me aburren los rostros de la cotidianidad o los gestos de amor manidos. Como me desencantan las llamadas tardías. Nunca esperé nada de ti, no me jures glorias, ni grandes reconocimientos. Y nada de diamantes, acuérdate por favor. Nada de sorpresas. Déjame en paz.

No espero nada del ser humano, no me sorprende verlos actuar. Son pura masa. Incluso verlos cometer errores ya me cansa. Y no me digas que he de perdonar, no me digas lo que tengo que hacer. Perdonar dice Gandhi que es para gente muy valiente, y yo no lo soy. Sé perfectamente cuanto te extraña que yo hable así, que no cuadra con mi burbuja de amor. Sigo dentro de ella, no te equivoques, y confío en la raza humana como confío en mí; porque si yo lo logro a diario, ellos también pueden, y algún día reaccionarán. Yo no poseo cualidades excepcionales. Sigo pensando que somos lo más precioso de este planeta. Mucho más precioso que tú.

Mira Destino, ya me has ilusionado muchas veces y he derramado más lágrimas por ti que por ninguna otra causa. Que por ninguna de mis causas. Y no te las mereces. Te mereces la muerte. Sí, está fatal que una niña bien educada hable así, pero no soy perfecta, te lo avisé, no esperes nada de mí porque tú y unos cuantos más os merecéis la muerte. Pero como yo no soy ni la mitad de malvada que vosotros no me considero con el poder de haceros daño; asique me limitaré a ver como tú los haces caer, fíjate que en ese sentido sí creo que existes. Pero no para mí.

Voy a borrarme de tu vista, pero esto no te sorprende. Desde aquel día de verano en que vi la luz por primera vez, sabes perfectamente que conmigo no puedes jugar al escondite. Siempre te gané. Pero tranquilo, que no eres especial, me borro también de la vista del resto de míseros humanos que me rodean. Me marcho a donde me necesitan y al lugar que me corresponde. Me voy conmigo misma, con quién más feliz me hace.

No hay comentarios:

Publicar un comentario